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Ho Chi Minh City (o la ex Saigón) y alrededores

 

La ciudad de Ho Chi Minh (o Saigón, como la llaman la mayoría de sus habitantes) es más grande y más moderna que Hanoi (ciudad capital), pero mantiene muchas características que la hacen una ciudad vietnamita, como las motos, las bocinas, los puestos de comida y la señoras con sus sombreros cónicos, entre otras.

Una de las cosas que llama la atención es el cableado aéreo en las calles, tal es así que venden una remera con un dibujo similar a la siguiente foto y dice:
“Saigón on line”

En la ciudad hay varias iglesias, algunas mezquitas y un templo hindú, pero lo que más nos sorprendió porque no lo conocíamos fueron los templos del caodaismo. El caodaismo fue creado en 1920 por Ngo Van Chieu, gobernador de Phu Quoc, tras una visión durante una de sus largas meditaciones. Cao Dai, el ente que lo visitó, le dijo que todas las religiones actuales se desprendían de la misma y que su misión era reconstruir la religión original tomando lo mejor de cada doctrina. La integración se puede apreciar desde su símbolo principal formado por el ojo del profeta Mahoma (Islam) dentro del triángulo que representa a la Santísima Trinidad (cristianismo), ya que las religiones iniciales fueron el cristianismo y el islamismo. Luego se agregaron elementos del confucionismo, el hinduismo y el budismo. Se cree que hoy el caodaismo tiene entre 7 y 8 millones de seguidores en muchos países del mundo. La mayoría de sus seguidores viven en Vietnam. Sus templos son muy coloridos con imágenes que muestran ese sincretismo.

Nosotros visitamos el Gran Templo en la localidad de Tay Ninh a uno 95 km de Ho Chi Minh City. En ese templo se realizan cuatro ceremonias por día y tuvimos la posibilidad de ver una. Durante las ceremonias se escucha música tradicional vietnamita a cargo de músicos seguidores de la religión.

Una visita casi obligada en los alrededores de la ciudad son los túneles de Cu Chi. Desde Saigón hasta el distrito de Cu Chi, cerca de la frontera con Camboya, se construyó durante la guerra una red de túneles de más de 200 km de recorrido. También se construyeron túneles en otros lugares del país, como cerca de la ciudad de Hué.

En la visita se pueden ver las trampas que construía la gente y los soldados, simples pero terribles. Las preparaban con los elementos que encontraban en la selva, como el bambú.

Si bien hoy en día todo el complejo parece Disneylandia (hasta podés comprar balas y disparar tiro al blanco con los mismos modelos de armas que se utilizaron durante la guerra… algo que nos pareció increíble y terrible) merece la pena ingresar a uno de los túneles, solo para atravesar unos 100 metros bajo tierra y darse cuenta de la fortaleza que debían tener los pobladores del lugar y los soldados para permanecer ahí abajo. De los 100 metros que se recorren, los 20 metros del medio conservan el tamaño original (el resto fue ampliado  y se lo mantiene para que puedan pasar los visitantes, aunque no todo el mundo puede pasar por ellos). La sensación de encierro, asfixia y oscuridad es terrible, condiciones que se potencian con el calor y la humedad de la selva tropical. Nos hizo recordar a nuestra visita a las minas de Potosí, en Bolivia, porque aunque son cosas diferentes en algún punto se asemejan…

Bajo tierra no sólo construyeron túneles, sino también habitaciones que funcionaban como cocina, dormitorio, sala de estar, fábrica de ropa y hasta un sector donde podían fumar sin que el humo saliera a la superficie. Los túneles estaban hechos en tres niveles, contraídos en zigzag, conectados entre sí, y el más profundo tenía salida al río Saigón.

Para caminar en la selva y por los túneles fabricaban unas sandalias con caucho de cubiertas de coche o camión. Eran muy resistentes con clavos en la suela para poder avanzar ágilmente dentro de los túneles húmedos y embarrados. Usando estos túneles, los soldados estadounidenses eran sorprendidos por ataques desde muchos flancos a la vez como si se tratara de tropas numerosas cuando en realidad eran unos pocos hombres.

 

Relacionado con el tema de la Guerra de Vietnam, en la ciudad de Saigón se puede visitar el Museo de la Guerra. Básicamente consta de muchas fotografías (algunas de las cuales son terribles, como las fotografías de cualquier guerra),  una exposición de aviones y tanques estadounidenses y una recreación de las cárceles y salas de tortura. Hubiera sido interesante algún sector más informativo sobre la guerra en sí misma, ya que no todos los visitantes conocen cómo fue el desarrollo de esa guerra y justamente muchas veces uno va a un museo para aprender.

 

En toda guerra pasan cosas terribles e inentendibles. Una de ellas en este caso fue la utilización por parte de los soldados estadounidenses del “agente naranja” cuyas fotos se pueden ver en el museo. En la actualidad, muchos descendientes de las personas que fueron afectadas por este producto químico presentan malformaciones o enfermedades de la piel. Muchos de ellos formaron una cooperativa en la que realizan artesanías con cáscara de huevo. Es increíble cómo con pedacitos diminutos de cáscara de huevo hacen maravillas.

Les dejamos algunas fotos más de la ciudad.

Catedral de Notre Dam.


Cuando hay algo a la parrilla…

Los cafés “al paso” están por toda la ciudad. Lo que más se consume con el calor es el café y el té fríos.

Pequeños puestos callejeros

La estatua de Ho Chi Minh no falta en ningún lugar.

Una característica de la arquitectura de las ciudades vietnamitas es la presencia de edificios de entre 3 y 5 pisos muy angostos.

 

En todo el país nos llamó la atención toda la carga que le ponen a las motos y a las bicicletas. Desde productos de plástico hasta jaulas de pájaros y chanchos muertos. Todo atado de diferentes formas a la moto para que no se caiga. Acá sólo dos fotos, anque no son las más representativas.

 

En Saigón nos recibieron Lisa y su familia. Ella es estadounidenses y está en pareja hace más de 14 años con Binh, un vietnamita. Tienen dos nenas, Von y Vy, que se engancharon mucho con la magia y con los juegos. La casa de ellos (y nuestra por cuatro días) se encuentra en uno de los “alley” o pasajes a los que se ingresa desde las avenidas principales. En todas las ciudades, las entradas a estos lugares están siempre señalas con carteles y banderas de colores.

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La próxima entrada sobre nuestro recorrido por el Delta del Mekong. Saludos!!

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