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Klaipeda y Nida (Lituania)

Para disfrutar un poco de naturaleza, más allá de Trakai, decidimos ir a conocer la península de Neringa, una larguísima y estrecha lengua de tierra, justo al otro lado del país. Parte de la península pertenece a Lituania y parte a Rusia (Kaliningrado). Sólo con verla en el mapa se puede pensar que es artificial, pero no lo es. En la actualidad, es un lugar turístico muy visitado, con alojamientos caros, por eso nos alojamos en la ciudad de Klaipeda, que se ubica en el continente.

Klaipeda es la tercera ciudad más grande del país y tiene, entre sus “atractivos” una plaza principal que es trístemente célebre porque Hitler pronunció allí uno de sus tantos discursos (se ve el balcón en la foto).

Las «joyas» que se ven en  la foto son de ámbar, las venden en toda Lituania.

En Klaipeda nos recibió Agne, quien también nos preparó la sopa tradicional lituana (como Simona en Vilnius). Después de la sopa nos llevó con unas amigas a comer unos “finger cheese”, que de lituano no tienen nada, pero estaban buenísimos. A la nochecita, terminamos en una BBQ de pollo en Smyltine, justo enfrente de Klaipeda, del lado de la península. Allí, Dino hizo unos juegos de magia y todos lo disfrutaron mucho!

Para llegar a la península es necesario tomar un ferry, que en cinco minutos cruza la laguna de Curonia y te deja en la península. Realmente sería muy fácil construir uno o dos puentes que unan el continente con la península porque la distancia es muy poca. Imaginamos que debe haber varios arreglos para que a ningún político se le ocurra hacerlo y poner de mal humor al dueño del ferry…

En la península hay un museo acuático, senderos para caminar, senderos para recorrerla en bicicleta (lástima que no teníamos las bicis de Ana y Taco!!), y varias localidades balnearias muy pequeñas con extensas playas, entre otros atractivos.

La localidad más grande es Nida, casi en el límite con la parte del territorio que pertenece a Rusia. Justo el día que decidimos ir a Nida estaba nublado y fresco, pero mucho no nos preocupó porque teníamos un exceso de calor acumulado.

Para llegar hasta Nida tuvimos que tomar un bus desde donde te deja el ferry. El trayecto demora casi una hora. Intentamos hacer dedo a la vuelta, pero con autos de más de €50000 la posibilidad de que te levanten es un tanto remota.

Antes de tomarnos el bus hacia Nida recorrimos a pie uno de los senderos y desembocamos en la playa del Mar Báltico. El agua estaba muy fría, así que sólo nos mojamos los pies.

Nida es una pequeña ciudad balnearia, que nos hizo acordar mucho a algunas localidades del sur de Chile. Tiene un puerto desde donde salen excursiones en botes y veleros y una duna a la que todos suben… y nosotros también…
Desde la Duna se supone que se puede ver Kaliningrado, pero no lo distinguimos muy bien.

Al momento de la publicación de esta entrada nos encontramos en la ciudad de Riga, capital de Letonia. Hasta la próxima!

 


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