Image Alt

Blog

La bella Estambul

Aviso al lector: es una entrada muy larga, pero interesante y con muchas fotos. Pueden leerla en dos tandas, con la compañía de un buen mate, café o té.

La ciudad de Estambul nos encantó. Ordenada, limpia, prolija y linda, por lo menos a nuestros ojos. La única ciudad del mundo asentada en dos continentes: Europa y Asia, con un aire más europeo que asiático.
La imagen típica que teníamos de Estambul era la del atardecer bajo una inmensa mezquita, pero cuando llegamos nos llevamos la sorpresa de que no hay una inmensa mezquita, sino que son varias y salpican permanentemente el paisaje urbano de Estambul.

Llegamos al aeropuerto de Sabiha Gocken (el del lado asiático) pasada la medianoche. Si no hubiéramos tenido un “llamado de la naturaleza” para visitar los baños del aeropuerto, hubiéramos podidos tomar el último bus hacia el centro de la ciudad. Pero perdimos el bus. A la una de la mañana este aeropuerto estaba casi vacío. Los pasajeros que habían llegado con nosotros ya habían desaparecido. Quedaban los guardias, un señor con bastón y galera (esos personajes que siempre se encuentran) y algún vendedor dando vueltas. Menos mal que quedaban ellos porque fueron los que nos ayudaron. Los primeros nos explicaron las opciones para llegar al centro de la ciudad a esa hora (una más cara que la otra), el segundo nos prestó una tarjeta telefónica para llamar a Okan, el chico del couch que nos estaba esperando, y uno de los empleados de Vodafone se puso la campera y salió a consultar los horarios de los buses y a pedirle a los taxistas que no nos maten con los precios. Cuando nos acercamos al mostrador de Vodafone, al chico no le gustó mucho que alguien lo moleste a esa hora, pero cuando le dijimos que somos argentinos se puso muy contento porque somos su equipo en la playstation!!

Después de dar mil vueltas para decidir cómo íbamos a la casa de Okan, decidimos tomar un bus local, que pasaba a las 2.20 am, hasta Kadikoy, a orillas del Bósforo, en la parte asiática, y de ahí no nos quedó otra opción que tomar un taxi, ya eran más de las 3 de la mañana y no dábamos más de sueño y de cansancio. Fue el taxi más caro de nuestras vidas. Llegamos a las 4 de la mañana, lo saludamos a Okan, le pedimos mil disculpas por la hora y por la confusión de aeropuerto (creíamos que llegábamos al aeropuerto del lado europeo, a 10 minutos de su casa) y nos fuimos a dormir.

Barrio de Bakirkoy, donde vivimos los primeros días en Estambul.

Apenas nos repusimos del interminable viaje, con 14 horas de espera incluidas, salimos a disfrutar de la ciudad. A pesar del frío, todo se veía lindo. Algunas partes de la ciudad nos recordaban a La Haya, otras a la Gran Vía en Madrid, otras se parecían a la zona de Las Cañitas en Buenos Aires, otras a Paris. No sólo nos gustó la arquitectura, los bares y restaurantes en la calle o la comida, sino que también nos sentimos muy a gusto con las personas que nos cruzamos en el camino. Todos se mostraron amables y nos ayudaron siempre que lo necesitamos. Además, no se muestran invasivos ni te hablan todo el tiempo. Por lo menos así fue nuestra experiencia.

Estambul fue la capital del Imperio Romano de Oriente, del Imperio Otomano y de la República de Turquía hasta 1923. Desde ese momento la capital del país es Ankara, aunque Estambul es la ciudad más grande e importante de Turquía, con una gran actividad económica, comercial y cultural.
Primero fue conocida como Bizancio hasta que el emperador romano Constantino I el Grande refundó la ciudad en el 330 como Nueva Roma o Constantinópolis, en su honor. El nombre de Nueva Roma casi no se utilizó y la ciudad se llamó Constantinopla. El emperador la convirtió en capital del Imperio Romano y, luego de su división en el 395, pasó a ser la capital del Imperio Romano de Oriente, conocido como Imperio Bizantino.
Esta rica historia se refleja en la arquitectura, con sus sorprendentes mezquitas, como la Santa Sofía, la Mezquita Azul o la Mezquita de Suleymaniye y sus palacios, como el de Topkapi.

Museo de Santa Sofía

Santa Sofía o Hagia Sophia tiene la particularidad de haber funcionado durante 916 años como iglesia y, luego, durante 481 años como mezquita. Así, fue la catedral cristiana de la antigua Constantinopla y en 1453 se transformó en mezquita. Desde 1935 funciona como museo y es uno de los sitios más visitados de la ciudad.

Santa Sofía se considera la obra de arte más importante de la época Bizantina.

Cuando Fatih Sultan Mehmet conquistó Estambul en 1453, ordenó construir un mihrab señalando la dirección de La Kaaba, en La Meca, un minarete y una madrasa (escuela coránica). Además, como está prohibido para los musulmanes rezar donde haya imágenes religiosas, ordenó cubrir con una capa de cal todos los mozaicos del interior. Al poco tiempo de haberse declarado la República de Turquía, los mozaicos fueron restaurados y se los puede ver en la actualidad.


La Mezquita Azul o de Sultan Ahmet

Esta mezquita fue construida durante el reinado del sultán otomano, Ahmet I, quien gobernó desde los 14 a los 28 años. Está considerada la mezquita más grande y suntuosa de Estambul. Es la única que tiene seis minaretes y se destaca por la gran cantidad de cúpulas, de diferentes tamaños, que pueden observarse desde varios lugares de la ciudad.

Algunas fotos de la Mezquita de Suleymaniye.

Palacio de Toptaki

Bajo la lluvia y con mucho frío fuimos a conocer el palacio de Toptaki, la sede administrativa del Imperio Otomano. En su interior se puede apreciar, entre otras cosas, una colección de piezas del tesoro imperial, increíbles. La entrada es bastante cara y, como si eso fuera poco, te cobran una segunda entrada para poder ver el Harén, pero no la pagamos. En fotos se ve espectacular. Es lo mismo que pasa en el Versalles, tenés que pagar una entrada para ver el palacio y otra más si querés entrar a la Galería de los Espejos… unos vivos bárbaros…

En la foto se observa Santa Irene, que ese día estaba cerrada.

El Bósforo y el Cuerno de Oro

Uno de los recorridos obligados es subirse a un barco y recorrer el Bósforo, un estrecho de agua que separa la parte europea y asiática de la ciudad y une el Mar Negro con el Mar de Mármara (pueden ir a Itinerario para ver el mapa). Lo ideal es tomarse un barco de los más chicos que hacen el recorrido de ida cerca de la costa europea y, el de vuelta, cerca de la asiática, ya que los barcos más grandes suelen ir y venir por el medio.
Desde el barco y muertos de frío pudimos apreciar algunas de las vistas más lindas de la ciudad, además de palacios y mezquitas. Les dejamos algunas fotos.

La Mezquita de Ortakoy. El barrio de Ortakoy es uno de los lugares que los locales y extranjeros eligen para pasear y comer o tomar algo, ya que cada vez hay más bares y restaurantes.

Otro estrecho de agua, más pequeño pero que fue muy importante para la protección de los ataques navales durante la época de la antigua Bizancio y Constantinopla, es el Cuerno de Oro. Este pequeño estuario dividie la parte europea de la ciudad y se une al Bósforo cerca del Mar de Mármara. De esta manera, se forma una península en cuya punta está la vieja Estambul (la antigua Bizancio y Constantinopla). Un día fuimos con Kevin, un chico colombiano que vive en la casa de Huma, la otra chica del couch que nos alojó los últimos días de nuestra estadía en la ciudad, a recorrer el Cuerno de Oro.
Ellos viven en el barrio de Rumelihisarustu, un barrio universitario mucho más caro de lo que nos esperábamos por ser, precisamente, un lugar donde viven muchos estudiantes. Desde allí nos tomamos un bus local hasta el metrobus, que nos dejó en el barrio de Eyup. En una de las colinas, que es un cementerio, se encuentra el Bar Pierre Lotti, donde el escritor francés solía escribir y admirar el Cuerno de Oro y la ciudad. En la actualidad, no sólo está el bar, sino que se instalaron varios bares, restaurantes y hasta un hotel con spa casi de lujo. Se puede acceder a la cima de la colina caminando por escaleras que bordean las tumbas del cementerio o tomarse un funicular. El contraste entre el cementerio y lo que se ve en la cima de la colina es de lo más interesante…

Pero no sólo de bares y restaurantes modernos está llena la ciudad, también se encuentran los tradicionales bares “para hombres” en donde se ven, como dice su nombre, sólo hombres. Fuman narguile (pipa de agua tradicional), juegan al burako o a las cartas y toman mucho té. Esta bebida tradicional se sirve en vasos de vidrio con la forma que ven en la foto. Es muy común ver estos vasos por toda la ciudad y en todas las casas. También suelen repartirlos en los mercados para los vendedores. Hasta es común acompañar con té algunas cenas.
Nos llamó la atención cómo son las pavas, ya que no es una sino dos pavas en una, es decir, una sobre la otra. En la de abajo se pone agua caliente y en la de arriba se prepara el té en hebras, entonces se sirve casi al mismo tiempo un poco de té fuerte que se «suaviza» con el agua caliente.

Los dulces que se ven en el plato son bastante feos… pura pinta.

También se ven muchas mesas como la de la foto donde la gente descansa unos minutos para tomarse un té, suelen tener juegos de mesa como el ajedrez o el burako.

El transporte integrado

Uno de los medios de transporte que nos llamó la atención es el metrobus que nos tomamos para llegar al barrio de Eyup. ¿Qué es un metrobus? Un doble bus que tiene un carril fijo y sólo se desplaza por las autopistas, avenidas muy anchas o puentes importantes. Tiene paradas establecidas, horario fijo y están pintados de negro. Nos pareció un muy buen sistema. Además, la ciudad cuenta con metro, buses comunes (colectivos), tranvías, mini buses, taxis, etcétera. Todo está integrado y con una sola tarjeta prepaga se puede acceder a todos ellos (menos a los taxis, pero sí al funicular del barrio de Eyup). Además, toda la información sobre el sistema de transportes está concentrada en un sitio web donde encontrás los horarios y paradas detalladas, mapas interactivos y consultas de todo tipo. A pesar de esto, obviamente, ellos se quejan de que no siempre los transportes funcionan bien, pero a esta altura creemos que el ser humano tiene como deporte la queja…

En la imagen se ve el metrobus y los carriles exclusivos por los que circula.

En todos los medios de transportes en los que aparece el cartel con la M se puede usar la tarjeta prepaga.

Uno de los tranvías pasa por todos los lugares históricos y turísticos, por lo que es ideal tomarlo una vez y tener un pantallazo general de esta parte de la ciudad.

El barrio Gálata, el túnel y la plaza de Taksim

La zona del barrio Gálata es la que se encuentra enfrente de la ciudad vieja, al otro lado del Cuerno de Oro. Las dos partes de la ciudad están unidas por el puente Gálata, debajo del cual (pero todavía en tierra) hay muchos restaurantes donde se puede comer buen pescado. Pero si el presupuesto no alcanza para visitar estos lugares, pueden disfrutar de un rico sándwich de pescado a la parrilla en alguno de los puestos callejeros en los alrededores del puente.

Todos los días, pero sobre todo los fines de semana, cientos de personas acomodan su banquito, preparan la caña y los anzuelos y se cargan de paciencia para dedicarle varias horas del día a la pesca.

Del otro lado del puente, la escena la acapara la Torre Gálata, de 61 metros, construida en 1348 por los genoveses. Parece que no es la primera, ya que antes, en el mismo lugar, había otra torre. Dicen que las vista de la ciudad son espectacaculares, pero el precio para subir también… y como en este viaje tenemos que elegir a dónde entramos o a dónde subimos, decidimos dejar este ascenso para otra visita.

A pocos metros del puente de Gálata se encuentra un “Túnel” que une el barrio de Gálata con el de Beyoglu. El recorrido se hace en el metro más corto del mundo, ya que el trayecto dura sólo 2 minutos. Cuando cruzamos el puente no veíamos dónde estaba el “Túnel” y un señor muy amablemente nos indicó el camino, pero no sólo eso, sino que nos pagó el pasaje con su tarjeta precargada. No es la primera vez que nos pasan estas cosas en el viaje…

El metro te deja justo al inicio de la calle IstiKlal, una calle muy comercial con estilo europeo, que desemboca en la plaza Taksim. La calle es peatonal, pero un tranvía pasa por el medio uniendo la plaza Taksim con el “Túnel”. En esta calle no sólo se concentran los locales de ropa, librerías, restaurantes y bares, sino que también es la zona donde se localizan varios consulados.

Inicio de la calle Istiklal y tranvía que llega a la plaza Taksim.

La plaza Taksim es una de las más concurridas de la ciudad, ya que se encuentra en plena zona de oficinas. El monumento en su centro simboliza la guerra de la independencia y la fundación de la república turca.

Los Mercados y Bazares

Existen en la ciudad muchos centros comerciales, con locales, restaurantes, bares y mucha “comida al paso”, pero hay dos mercados tradicionales que todos visitan, el Gran Bazar y el Mercado Egipcio o Mercado de Especias.
El Gran Bazar tiene una superficie de 35.000 hectáreas y en su interior se encuentran alrededor de 3.500 tiendas. Gran parte de ellas son joyerías, pero en muchas otras se dedican a la venta de recuerdos (uno más lindo que el otro) que compran, en su mayoría, los turistas.
Las calles que rodean al antiguo edificio del Gran Bazar se convirtieron también en un centro comercial. Allí acuden los locales a comprar ropa, pañuelos para la cabeza de las mujeres, artículos de bazar, zapatos, juguetes, etcétera. Los fines de semana es como estar en el barrio de Once, en Buenos Aires, pero más limpio y rodeado de mujeres con pañuelos de colores en la cabeza.

El Mercado Egipcio, cerca de la Mezquita Nueva, se llama así porque era el lugar donde se vendían especias traídas de Egipto durante la época otomana. En la actualidad, ya no se venden tantas especias como en sus orígines, sino que en la mayoría de los locales podés encontrar todo tipo de recuerdos, como en el Gran Bazar. Desde productos con el ojo turco de la protección (el azul, blanco y negro que ven en las fotos) hasta lámparas, platos, ceniceros y remeras, entre muchos otros.

Okan, nuestro primer couch, es médico psiquiatra y fanático de la música. El último día que estuvimos en su casa fuimos al hospital donde trabaja para hacer un pequeño show de magia. La idea original era hacerlo para algunos pacientes, pero no había tiempo suficiente para seleccionarlos. El problema era que los pacientes son “psicokillers” y no todos estaban capacitados para entender la magia. Podían ver en el mago a alguien con poderes, que podría hacerlos desaparecer a ellos y, debido a ese miedo, podrían llegar a sentir el impulso de matar al mago. Ante esta situación, el show fue para los médicos.
Además, quiso corroborar nuestro pésima vos y nos hizo cantar una canción (fue La hija del fletero, de los Redondos) la cual grabó y arregló con un fondo de guitarra. La guitarra se escucha perfecto!

La ciudad de Estambul es grande y tiene muchas cosas más para visitar, pero esto fue sólo un pantallazo. Esperamos que a pesar de que es larga, les haya gustado!

La próxima entrada con el Día de la Reina en Holanda! No se la pierdan! Seguimos preparando nuestro “Proyecto Sur”. No se olviden de difundir el proyecto. Todos los que tienen facebook pueden hacerse seguidores del blog, sólo tienen que clickear en Folow this blog, a la derecha y abajo dentro el mismo blog. Saludos a todos!!
Incluímos al final de la entrada un nuevo “botón” de “Me gusta” (como verán, nos agarró la facebookmanía para la promoción). Es para todos aquellos que no se animan o no tienen ganas de dejar comentarios, pueden sólo clickear en “Me gusta” y así sabemos que por lo menos les gusta… jajaja

Post a Comment

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.