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Ensalada Rusa

Esta entrada es un poco larga, pero les va a gustar. Nuestra llegada y primeras impresiones de Rusia en nuestro viaje largo de 2010-2011.

Llegar a Rusia desde Estonia

Frontera Estonia-Rusia. Primer paso: la salida de Europa. El micro se detuvo, subió una mujer con cara de muy pocos amigos (deben estudiar para poder poner esas caras…) y recolectó los pasaportes de todos los pasajeros, previo control de la foto con la cara real de la persona.

Una vez que corroboró que todas las fotos coincidían con las caras bajó del micro. Unos 15 minutos más tarde regresó y repartió los pasaportes. Menos mal que se me ocurrió revisar mi pasaporte, porque se habían olvidado de sellar la salida de Europa (cosa que hubiera sido un verdadero problema porque los ciudadanos argentinos sólo podemos permanecer en Europa 90 días de cada 180, y no hubiese podido volver a entrar).

Segundo paso: la entrada a Rusia. En este caso tuvimos que bajarnos todos del micro, tomar nuestras mochilas y entrar a una sala para el control. Era verdad que no necesitábamos visa para Rusia, porque entramos sin ningún problema. Cada vez que le comentábamos a alguien que en nuestro camino estaba conocer Rusia nos preguntaban por las visas. Y cuando les decíamos que no necesitábamos nos ponían cara de no poder creerlo, porque casi todos los habitantes del planeta la necesitan, hasta para tránsito en el aeropuerto.

Ya pasamos la frontera.

llegada a Rusia

El bus nos dejó en la estación principal de buses de San Petersburgo y de ahí nos tomamos el metro hasta la casa de Jeffrey, el chico colombiano que nos alojó en esa ciudad durante una semana.

 

“Nuestra” casa en San Petersburgo.

Burocracia para viajar por Rusia

Pero cruzar la frontera y llegar a la ciudad de destino no significa que haya terminado la burocracia para estos «románticos del control», Una vez que uno se instala tiene que registrarse. Esto quiere decir que hay que hacer un nuevo trámite y pagar.

Es obligatorio hacer la registración en todas las ciudades en las que permanezcas por más de tres días. No siempre te controlan, pero varias veces lo hacen sólo para obtener alguna «coima» del desprevenido visitante que no tiene en cuenta esta reglamentación.

El metro en San Petersburgo

Para llegar a uno de los lugares donde se realizan estos trámites nos tomamos el metro. La red de metro de la ciudad está formada por cinco líneas. Como se encuentran debajo de varios canales están a mucha profundidad. Nos llamó la atención el largo de las escaleras mecánicas. Nosotros pensábamos que las más largas estaban en China, pero nos equivocamos, están acá.

Las escaleras suben y bajan mucho más rápido que las de Buenos Aires y se tarda entre 2.30 y 3.30 minutos desde que uno pone el primer pie en la escalera hasta que se baja. En el camino, vimos que las personas leen, completan la agenda y hasta se sientan en los escalones (para no “perder el tiempo”).

Una de las escaleras, no se llega a ver mucho, pero son muy largas.

Acá dice algo así como: No apoyarse en la puerta.

Como hace mucho calor, tratamos de salir a pasear ya entrada la tardecita. San Petersburgo fue construida por Pedro El Grande en 1703. También recibió el nombre de Petrogrado (de 1914 a 1924) y de Leningrado (de 1924 a 1991). Luego se decidió, por un plebiscito, que retome su nombre.

Les dejamos algunas fotos de la ciudad (les prometemos más).

 

Fiesta latina en San Petersburgo

A nuestra edad ya no es tan común acostarse dos noches seguidas después de las 5 de la mañana, pero a veces puede pasar…

La segunda noche de nuestra estadía, Jeffrey nos invitó a una fiesta latina.Y ahí nos presentamos por primera vez en Rusia con un show de magia, que nos pagaron y nos dejaron pasar la gorra. Les cuento la experiencia en este enlace.

magia en Rusia

Volver del show no fue simple. En San Petersburgo hay muchos canales navegables por los que pasan barcos de diferentes calados y alturas. A lo largo de los canales se construyeron varios puentes. Para que los barcos grandes pasen hay que levantar los puentes. Pero no uno sólo, sino todos los puentes durante 3 o 4 horas. Esto se hace durante la madrugada de cada día.

Depende de qué lado estés y a qué lado quieras ir tendrás que esperar a que los bajen para poder cruzarlos. Pues bien, estábamos del lado incorrecto y faltaba un buen rato para poder pasar. A nuestra edad ya no es fácil estar despiertos y sin mucho que hacer a las cinco de la mañana. Nos dedicamos a afianzar la unidad latinoamericana hasta que Jeffrey nos dijo, “¿se quieren volver con mi vecina?”. Y aceptamos gustosos.

Ya en la calle, con su vecina y una amiga de ella (las dos rusas), vemos que las chicas estiran sus brazos como para parar un taxi. Pero no veíamos ningún taxi… Al rato nos damos cuenta de que no paraban taxis, sino a cualquier auto, los cuales no eran muchos pues la zona del boliche no era la mejor ni la más linda de la ciudad.

Obviamente no entendíamos ni la situación ni, por supuesto, el idioma. Nos mirábamos entre nosotros y decidimos dejar que la situación se acomode solita, como de costumbre cuando algo nos excede. Luego de algunos intentos, un auto y su conductor, viejos ambos, se detuvieron. Una de las chicas habló con él y nos subimos los cuatro.

Después de más de media hora ya estábamos en la casa de Jeffrey, sin Jeffrey, pero durmiendo. Al otro día nos enteramos de lo ocurrido. En Rusia es costumbre parar a cualquier auto y ofrecerle dinero para que te lleve, ya que los taxis son muy caros.

Un puente que monta un espectáculo

La tercera noche queríamos ir a sacar fotos nocturnas. Jeffrey nos aconsejó que vayamos a ver cómo se levantan los puentes y que tomemos una de las fotos típicas de la ciudad: el puente elevado con la imagen de la iglesia de la fortaleza de Pedro y Pablo en el medio del puente. Como los puentes se levantan a la 1.30 de la madrugada, salimos de la casa a eso de las 12 de la noche.

Cuando llegamos al lugar indicado nos sorprendió la gran cantidad de gente que estaba para ver cómo subía el puente… ¡nunca nos imaginamos que eso podía atraer a tantas personas! La foto que queríamos sacar nunca pudimos hacerla porque en el lugar había cuatro o cinco barcos llenos de turistas que habían pagado para ver el “espectáculo” desde los barcos.

Conclusión, nos fuimos a sacar fotos a otro lado y, cuando el puente subió y la gente se dispersó, tomamos algunas nosotros.

Luego de hacer las fotos debíamos esperar hasta casi las cinco de la mañana para que los puentes volvieran a su posición y nosotros pudiéramos cruzar. Mientras, nos quedamos observando cómo pasaban los barcos y cómo las personas habían dejado una estela de botellas vacías de todos los colores a lo largo de la costanera de esta ciudad rusa.

Por ahora nos quedamos en la ciudad hasta el martes a la noche. El humo ya llegó a San Petersburgo. Estamos analizando la posibilidad de pasar rápido por Moscú (no lo podemos creer!!) y tomar el tren hacia el sur de Rusia antes de lo pensado. Les vamos contando. Saludos!


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