Image Alt

Blog

Flash 1: Los puestitos

Los puestitos callejeros que adornan las calles de las grandes ciudades o pequeños pueblos de muchos países de América Latina y Asia, son, ni más ni menos, que la forma de ganarse la vida de sus dueños. Una de las cosas que nos llama la atención en ambas regiones del mundo es, precisamente, la cantidad de personas que viven de vender comida en las calles. Algunos lo llaman «trabajo informal» y, oficialmente, lo es, pero también es la salida que varias familias encontraron ante las dificultades económicas por las que atraviesan muchos de estos países. A veces hasta nos sorprendía cuántas personas “vivían” de un solo puestito.

Chicken butter en Nueva Delhi, India.

Lo que no nos sorprendía, sino que nos alegraba, eran los precios y los sabores. Estos puestitos suelen ser, para los viajeros con bajo presupuesto, una salida rica y barata al momento de solucionar el «dilema» de: ¿qué comemos?

La similitud entre los puestitos está dada, en muchos casos, por lo artesanal de su estructura, además de que lo que se vende en ellos suelen ser materias primas, como verduras y frutas, o artículos de bajo coste como cigarrillos o golosinas. Otros, los mejor armados, venden comidas un poco más elaboradas y bebidas tanto frías como calientes. Pero convengamos que lo único que necesitan para preparar algo «más elaborado» es un poco de fuego y la superficie adecuada para hacerlo. El resto… queda en la habilidad del cocinero que, por cierto, suele ser muy buena.

Esta es una de las primeras similitudes que encontramos entre algunos países de América latina y Asia.

Elaboración de Pad Thai en Bangkok, Tailandia.

Tequeños en Anaco, Venezuela.

Lo que quieras va a la parrilla, Luang Prabang, Laos.

Puestos de comida en Chiang Mai, Tailandia.

«Fritanga» en Saraguro, Ecuador.

Ho Chi Min, Vietnam.

Omelettes al paso, en India.

Consejo.
Siempre nos preguntan si alguna vez nos pasó algo por comer en la calle. Siempre contestamos lo mismo: por suerte no y solemos comer muy seguido en los puestos de la calle, sobre todo por lo barato y rico. Pero siempre contamos que en un viaje anterior, en el mercado de Cuzco, Dino tomó un jugo exprimido de naranja y le cayó muuuuy mal. Pero el problema no fue el jugo, ya que estaba recién exprimido ante nuestros ojos, el problema fue cómo lavaron el vaso de vidrio en el que le sirvieron el jugo: en una gran palangana con agua de color extraño junto a muchos otros vasos más. Como siempre, el problema fue el agua, no el jugo ni tomarlo en un puesto del mercado, por eso, sí es necesario mirar estas cosas, pero sólo eso.

¡A disfrutar de la comida en los puestitos!

 

¿Te gustó el post? Te invitamos a compartirlo y a sumarte con un Me Gusta en la página de facebook de Magia en el Camino. También te esperamos en twitter acá y en Instagram acá. Gracias!


¿Ya conocés nuestro libro de viajes? Se llama «Magia es Viajar» y cuenta nuestras vivencias por Asia, África, América y Europa.
Es una producción independiente y con tu compra nos ayudás a seguir con todo lo que implica Magia en el Camino. Para sumarte hacé click aquí.

Post a Comment

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.