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Good morning Vietnam!!

Llegamos a Vietnam de madrugada. El sleeping bus (un bus muy común en China que en vez de asientos tiene tres filas de literas para dormir) llegó a la ciudad fronteriza de He kou a las 5.30 de la mañana. Para cruzar la frontera había que esperar hasta las 8. Como el trámite fue tranquilo de los dos lados, sin mayores controles, a las 8.30 ya estábamos en la ciudad vietnamita de Lao Cai.
No estuvimos mucho tiempo allí, pero nos gustó la continuidad con algunas costumbres de China, como los lugares para comer en la calle con las mesitas y los asientos super bajitos y, al mismo tiempo, las diferencias, ya que veíamos banderas de Vietnam colgadas de las casas y letreros en vietnamita que reemplazaban las letras chinas que veníamos viendo.
Toda esta emoción del principio se precipitó un poco cuando llegamos, después de 40 minutos en un mini bus, al centro de la localidad de Sapa. Un boom de pizzerías, restaurantes, bares, negocios de ropa para trekking (copia) y miles de carteles en inglés le hicieron un poco de ruido a nuestros ojos. No porque esté “mal” que haya un lugar así, sino porque le quita un poco lo auténtico a lo que creíamos que nos íbamos a encontrar. A esto se le sumó el mal tiempo (común en Sapa en esta época) y que, como suele pasar en estos lugares tan concurridos, para todo hay que pagar… y eso… te cansa…
Pero por suerte al tercer día cambiamos nuestra idea y nos fuimos con un buen recuerdo de Sapa y sus alrededores.

Lo más interesante para hacer en este lugar es recorrer los arrozales y las aldeas de alrededor. En ellas viven, entre otras, las minorías étnicas h’mong, dzao rojos y thai (que en la vestimenta se diferencias, principalmente, por sus sombreros, como pueden ver en las fotos). Muchas mujeres de estas etnias están en las calles principales de la ciudad, sobre todo en la puerta de los hoteles y los restaurantes caros, esperando por los turistas para venderles algunas de sus artesanías o simplemente conversar en inglés, que lo aprendieron de los propios visitantes.

Las chicas esperando…

La primera vez que decidimos salir a caminar fuimos a la aldea de Cat Cat, que está solo a 3 km y es la única que, supuestamente, podés hacer por tu cuenta. El tiempo no nos acompañó mucho porque tanto este día como los demás hubo una neblina intensa y una llovizna permanente. El camino es muy sencillo y apenas salís de la ciudad ya podés ver algunos arrozales (si la neblina te lo permite). Después de 2km más o menos llegamos a una “barrera” en donde teníamos que pagar una entrada para ingresar a la “zona protegida” de la localidad de Cat Cat.

No nos gustó mucho, porque aunque era muy barato, no tenía ningún sentido. Seguimos el recorrido, atravesamos cascadas y lindos paisajes, pero de la aldea ni noticias. De repente vemos algunas casas, pero la mayoría estaba convertida en negocios de artesanías… al poco tiempo decidimos volver no muy satisfechos con lo que habíamos visto. Lindo, pero muy “armado”.

Imaginamos que estos paisajes con sol y más verde, deben ser un espectáculo…

Al otro día queríamos conocer otra cosa. Todos los lugares te ofrecían conocer las mismas aldeas y, obvio, te cobraban demasiado por lo que podían ofrecerte… si sólo era caminar!!
Entonces, mirando el mapa decidimos tomar otra dirección y meternos por un camino que decía “hacia Ta Phin”… y estuvo espectacular!!!
Apenas salimos 300 metros de la calle nos encontrábamos en un camino de piedra y barro, rodeados de una vegetación densa, con el ruido del agua cada vez más fuerte y una llovizna intensa que nos acompañaría todo el día.
En el camino, nos cruzamos con chicos, mujeres y hombres de las distintas etnias, vimos paisajes de arrozales increíbles, caminamos por el medio de las terrazas de cultivo, pasamos por dos aldeas, vimos cómo vivía la gente y recibimos varias sonrisas. Todo gratis. Volvimos totalmente empapados y embarrados, pero felices. Hicimos unos 8 km de ida y otro tanto de vuelta.
Había cambiado nuestra primera no tan linda impresión de Sapa.

Los hombres suelen llevar a las mujeres en moto hasta la ciudad.

En una de las partes finales de nuestro recorrido nos encontramos con una simpática señora de la etnia h’mong en pleno trabajo: estaba recogiendo, en su típica canasta de mimbre, el maíz molido en un hueco de la tierra por efecto de los golpes que le dio una madera. Esta madera, a su vez, se movía al cargarse y vaciarse de agua. Cuando terminó de recoger todo, colocó más maíz para que la fuerza del agua siguiera con su trabajo.

Hablando de la ciudad, el centro de Sapa está formado por una plaza con una feria artesanal, una iglesia y dos o tres calles llenas de comercios dedicados al turismo. Para encontrar algo más “vietnamita” es necesario alejarse un poco, sobre todo unas cuadras después de la estación de buses.
En medio del centro descubrimos un mercado local, donde la gente de las aldeas de alrededor suele vender su producción y comprar lo que necesita de la producción de los demás. Además, hay un comedor donde se come muy bien y barato! Así que lo visitamos los cuatro días que estuvimos en Sapa.

Vista de la plaza y la feria (los toldos azules).

El mercado de día.

A pesar de que comimos mucha comida similar a la china, descubrimos los primeros sabores vietnamitas, como la salsa de pescado. Se usa como condimento como si fuese la salsa de soja, pero tiene un gusto especial y sabroso. Además, si le agregás unas gotitas de limón (del chiquitito) toma otro sabor que esperamos volver a probar en el resto de Vietnam.
Una noche sólo quedaba abierto un puestito y el dueño nos atendió de maravilla (y logró que volviéramos al otro día). No sólo nos ofreció té mientras su mujer preparaba nuestra comida, sino que fue el responsable de que conozcamos la combinación entre la salsa de pescado y ese limón y de que probáramos una de las especialidades del lugar: una rodaja de carne negra, que en realidad era pollo procesado con sangre. Era rico, pero no sé si lo vamos a repetir…
Además, como cultivan tanto arroz, no sólo los fideos son de arroz, sino casi todo lo que se te ocurra. Por ejemplo, arman con papeles de arroz una especie de arroyaditos rellenos con verduras (en general, solo lechuga o repollo y cebolla), que los fríen y los sirven cortados en pequeñas partes (riquísimo).

El mercado y la ciudad de noche.

Después de haber estado bajo la llovizna y la neblina cuatro días llegamos a Hanoi, capital del país, donde nos espera una chica del Couch para alojarnos. Nos vemos desde un clima más primaveral (eso esperamos…)! Saludos a todos!

No se olviden que ya pueden ver la galería de fotos de China, en la solapa Fotos.

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