Hace más de una semana que estamos en Madrid y no me siento de viaje. Mejor dicho siento que estoy viajando “a medias”, porque ese sentimiento viene y se va por momentos.
Entonces me pongo a pensar.
¿Será porque no conocí casi nada nuevo?
No, me respondo. Porque Ana, la mujer que nos alojó en su casa con su familia nos llevó a pasear por la zona de el rastro, que no conocía.
¿Será porque me recuerda mucho a Buenos Aires?
No, porque la primera vez que visité la ciudad también me recordó a Buenos Aires y sentí que estaba viajando.
¿Será porque se habla el mismo idioma?
Claro que no, me dije, si en muchos otros países también se habla español.
¿Será porque con Tahiel los tiempos son, efectivamente, otros y todavía no paseamos mucho?
No, porque imagino que en los demás lugares que visitemos la relación tiempo-Tahiel seguirá siendo la misma y sí me sentiré de viaje.
¿Será porque vinimos con la mente puesta en participar de las jornadas, en presentar el libro, en conocer a los círculos de magos y nada más?
Puede ser…
Entonces, ¿qué significa estar de viaje?
¿Es estar fuera de casa?
¿Es tener la ropa en la mochila/valija?
¿Es dormir cada tantos días en un lugar diferente?
¿Es conocer un lugar nuevo, caminarlo, sacarle fotos, compartirlo?
¿Es probar comida nueva?
¿Es conocer gente?
¿Es observar diferentes costumbres?
¿Es mirar un mapa?
Sí, es todo eso. Y mucho más. Y todo eso lo podemos hacer en el lugar donde vivimos o en otro. Por eso creo que estar de viaje es una especie de «estado mental».
¿Nunca les pasó sentirse de viaje en su ciudad o en su barrio? ¿Nunca dijeron «me voy a hacer turismo en mi ciudad»? Como cuando nosotros visitamos los Rincones de Buenos Aires. Bueno, creo que es eso…
Viajar tiene mucho de «estado mental», de predisposión, de interés, de sentir que estás de viaje. Eso, de sentir. Y uno siente que está de viaje en cualquier momento y en cualquier lugar.
Por eso, en estos primeros días en Madrid no me sentí de viaje. Porque mi mente estuvo en otra cosa. Porque no estuve lo suficientemente permeable a lo que me rodeaba, porque no me perdí en sus calles, ni me intersé por conocer más de sus costumbres (aunque de algunas me enteré). Lo haré al final del viaje, antes de volver a casa. Ahora estamos en Bilbao, una ciudad que también nos espera con presentaciones de libros y círculos de mago, pero con más tiempo para «viajar» por ella.
Mientras, los invito a seguir viajando como sea. Recuerden, como decimos en el prólogo de nuestro libro, que hay tantos tipos de viajes como viajeros y que ninguna forma de viajar es mejor o peor que la otra. Simplemente son diferentes. Se puede viajar cuando uno lee, cuando mira fotos, cuando navega por el blog. Se puede viajar con la imaginación. Se puede viajar en bus, en tren, en auto, en avión, en bici o a dedo. Se puede viajar cerca o lejos. Se puede viajar con mochila o valija. Se puede viajar si uno activa el chip viajero y se pone en estado de «viajar».
¡Buen viaje! Me voy a poner en ese estado.
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Me sentí muy identificada con este post, Aldana. Nosotros empezamos nuestra odisea hace escasos tres días pero también siento que no me puse el chip viajero. Estuvimos por el Coliseo, el Foro Romano y por Piazza Navona pero yo no estuve ahí. Apenas mis pies rozaron el asfalto porque mi cabeza sólo estuvo pensando en cómo conseguir hospedaje, en cómo maximizar el uso de ahorros o hacer dinero. Todo fueron obligaciones. Siento que todavía no salí de Buenos Aires. Hoy tomé una bocanada grande de aire y me puse como única meta ir al supermercado. Creo que hacer cosas simples y cotidianas me podrá conectar con esa pasión viajera que siempre amé y que se solía apoderar de mí apenas me calzaba una mochila. Besos y sigan escribiendo que nos sentimos muy acompañados con sus textos.
Muchas gracias, Desirée!!!
Es eso, es cambiar el chip. A veces cuesta, pero lo importante es no perder ese objetivo!
Creo que eso de hacer cosas simples (y menos de las que pensamos) es una buena idea!
Eso que decís de destinar tantas horas (y mente) a buscar alojamiento, a generar dinero y a ahorrar es lo que más nos agota a nosotros también y lo que tratamos de que no nos afecte mucho aunque a veces cuesta.
besos! y BUen vieje!
Creo que tenes toda la razon con el concepto del estado mental en las vacaciones. Yo le agregaria, que uno tiene q definir cual es la busqueda q hacemos en este viaje. No es lo mismo conocer Roma, descubrir Tailandia que relajarse y descansar en Punta Cana.
Cuando viaje por España (solo 3 ciudades), me enamore de Barcelona y su aire Bohemio. Me fascino Valencia, me sorprendio totalmente. Y la ultima ciudad fue Madrid… y como a vos, tampoco me gusto mucho.
Abrazo grande a los 3 y sigo de cerca este viaje con ustedes…. Lo mejor
Hola Mariano! Muchas gracias por tu comentario!! Es verdad lo que definir cada viaje y eso depende mucho de cada uno y de cómo quiera viajar. Siempre repito que hay tantos viajes como viajeros. Pero no quise decir que no me gustó Madrid… a lo mejor lo expresé mal.. lo que quise decir es que no tenía mi mente puesta en «viajar» y por eso no sentí que estaba viajando. Creo que si uno se pone el chip viajero puede viajar hasta en su propia ciudad. Muchas gracias por acompañarnos!
Beso de los tres!