Triángulo lisbonés: La Torre de Belén, el Monasterio de los Jerónimos y el Monumento de los Descubrimientos
En muchas ciudades y países del mundo hay «triángulos turísticos o culturales» para visitar. En Lisboa no lo anuncian como tal, pero existe. Hacia el oeste de la ciudad encontramos tres sitios muy interesantes para visitar que los ubicamos en lo que llamamos el triángulo lisbonés: la Torre de Belém, el Monumento a los Descubrimientos y el Monasterio de los Jerónimos. Este triángulo es un espacio relacionado con la era de los «descubrimientos» de Portugal. ¿Por qué? Porque si marcáramos con un punto esos sitios en un mapa y luego los uniéramos se formaría un triángulo. Porque se encuentran cerca uno de otro y porque es ideal visitarlos en un día. Y eso hicimos. Una mañana, después de desayunar y a pesar del calor sofocante, nos tomamos el tranvía 15 y llegamos al Monumento a los Descubrimientos.
Este monumento se inauguró en 1960 para conmemorar los quinientos años de uno de los mayores descubridores de Portugal, el infante Henrique el Navegante. En la escultura que tiene el monumento puede verse al infante delante de un grupo de personajes que fueron importantes para la historia del país. El monumento tiene 52 metros de altura y lo más interesante es su mirador. Se puede subir por ascensor y se tienen unas hermosas vistas de los barrios del oeste de la ciudad, de la Torre de Belén y del Monasterio de los Jerónimos. Además, al mirar hacia abajo se observa una hermosa rosa de los vientos con un planisferio en el centro. Ambos realizados con mosaicos de mármol.
Una vez que subimos, que Tahiel corrió por la terraza casi sin dejarnos tomar fotografías, decidimos seguir hacia el segundo monumento: la Torre de Belém.
Caminamos bordeando la costa y llegamos a ver de cerca esta hermosa torre. Su arquitectura es de estilo manuelino (con influencias orientales e islámicas), se comenzó a construir en 1514 y se terminó en 1520. Al principio se usaba como torre de defensa, pero después pasó a ser aduana (donde se recolectaban los impuestos para poder acceder a la ciudad) y faro. La torre cuenta con cinco pisos, que se pueden recorrer. El último es la terraza desde donde también hay muy lindas vistas. Para subir hay una escalera caracol bastante angosta por la que es necesario ir en una dirección. Para eso, hay dos luces, una verde y una roja, que te avisa cuando se puede ingresar en la escalera y cuando no. Igualmente, hay gente controlando eso porque sirno sería un verdadero lío.
A nosotros lo que más nos llamó la atención fue la decoración exterior de la torre. Al verla, uno no se la imagina como una torre de defensa, se la imagina como si hubiera formado parte de un gran castillo.
Luego de la Torre de Belém le tocó el turno al Monasterio de los Jerónimos. Ya desde lejos es una obra de arquitectura hermosa. Siempre que observamos un cuadro, un monumento, un palacio o cualquier otra edificiación u obra de arte nos gusta dejarnos llevar por la impresión que nos da al verlo. Si nos gusta o si no nos gusta. Lo mismo con la música, un libro o una película. Más allá de qué estilo tenga o de qué técnica se haya utilizado. Más allá de quién lo hizo o cómo lo hizo. Más allá de saber qué influencias tuvo o en qué influyó. Lo que más rescatamos es ese momento en el que lo vemos y decimos: «¡qué lindo!», o no decimos nada. Y al ver el Monasterio de los Jerónimos, tanto por dentro como por fuera, su arquitectura nos encantó. Tiene algo diferente a lo que habíamos visto. Después me enteraría que tiene una gran influencia de lo que se llama estilo manuelino (sí, como la Torre de Belém).
El edificio fue encargo de Manuel I de Portugal, quien quiso conmenorar así el regreso de la India de Vasco da Gama. Fue construido sobre los restos de la Ermida do Restelo, donde Vasco da Gama y su ripulación pasaron varios días rezando antes de salir de viaje. Justamente, la tumba de este explorador se encuentra en el lugar. Además, está la tumba del poeta Luis de Camoes y, desde 1985, se encuentran los restos del escritor Fernando Pessoa.
Si les interesa, pueden mirar y contratar excursiones para visitar el Monasterio de los Jerónimos y otros sitios en Lisboa en este enlace.
Después de que Tahiel corrió por todos los pasillos y que el calor empezaba, muy de a poco, a bajar, decidimos emprender la vuelta a nuestro hostel donde nos esperaba una rica merienda. Si embargo, antes pasamos por la tradicional pastelería/café donde se pueden comer los pasteles de Belém originales. En el lugar predomina el blanco y el azul en las paredes y en el mobiliario y un amarillo de los pasteles que te hacen agua la boca. La pastelería se ubica en Rua de Belem 84 a 92. La van a encontrar fácil por la cantidad de gente que suele haber.
La mejor manera de terminar la visita por el Monumento a los Descubrimientos, la Torre de Belém y el Monasterio de los Jerónimos es disfrutar de un riquísimo pastel.
¿DÓNDE ALOJARSE EN LISBOA?
Nosotros nos alojamos en el This is Lisbon Hostel, que tiene habitaciones privadas, habitaciones compartidas y departamentos equipados. Son muy amables en la atención, el ambiente es distendido, tienen una hermosa terraza con lindas vistas y organizan excursiones.
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Información práctica
¿Cómo llegar?
Con el tranvía 15.
Con los buses 27, 28, 29 43, 49 y 112.
Con el tren a Belém, línea Cascais.
Costo de las entradas
Ascender al Monumento a los Descubrimientos: 3 euros.
Torre de Belém: 5 euros.
(entrada gratuita a menos de 14)
Monasterio de los Jerónimos: 10 euros.
También se pueden adquirir tickets combinados. Todas las opciones acá.
Si van a pasar la hora del almuerzo por la zona y no quieren gastar mucho, les recomendamos llevarse unos sándwiches o frutas o algo por el estilo porque sentarse a comer por ahí es un poco más caro que en la ciudad.