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China

  Una de las preguntas que más nos hicieron en las presentaciones del proyecto educativo, en las entrevistas y en nuestros reencuentros en Buenos Aires fue: ¿Cómo hacían para comunicarse? ¿Cómo se las arreglaban con los idiomas? Nosotros, muy frescos, les respondíamos: “Nada”. Es que en realidad, no hacíamos nada en especial, sólo teníamos algunos tips. La experiencia y el sentido común nos decían que si del otro lado hay un ser humano la comunicación es posible. Sabemos que no sólo existe el lenguaje escrito u oral, sino que también está el lenguaje de las señas. Si a eso le sumamos un poco de imaginación, paciencia y sentido del humor… ¡la comunicación es posible! Y no sólo las señas con las manos, sino también los gestos. Todos los músculos que tiene nuestra cara nos permiten transmitir miles de sensaciones. ¡Aprovechémoslos! Obviamente que no será fácil, mejor dicho, será casi imposible, hablar así de filosofía, política, historia o problemáticas sociales, por mencionar algunos temas. Pero sí vamos a poder conseguir sacar un ticket de bus o tren, conseguir un descuento, un lugar donde dormir o un plato de comida. A continuación algunas anécdotas y consejos.

Llegamos a Xi’an después de 14 horas de tren en soft seet. Es decir que estábamos en un tren, pero con asientos tipo bus de larga distancia. A pesar de eso, la noche fue bastante incómoda, pero fue lo único que pudimos encontrar porque estaba todo lleno: es Holiday week! El 1 de octubre se conmemora la fundación de la República Popular de China en 1949 y los millones de chinos que son se desplazan de un lugar a otro, así que conseguir un pasaje se vuelve bastante complicado. La ciudad nos recibió con neblina y con muchos chinos. Las calles de Xi’an son parecidas a las que todos se imaginan de las calles en las ciudades chinas: muchos chinos caminando y cruzando la calle por cualquier lado, muchos buses, colectivos, autos, taxis, bicicletas, ciclomotores y carritos. Todos juntos y queriendo atravesar las mismas coordenadas geográficas al mismo tiempo.

Decidimos ir a conocer las cuevas de Yungang por nuestra cuenta, así que nos tomamos el bus 4 (colectivo) hasta la última parada y de ahí el bus 3 (también hasta la última parada), que es la entrada al complejo de las cuevas. Los colectivos de esta ciudad tienen música funcional que nos acompañó todo el trayecto. Cada pasaje nos costó 1 yuan, por lo tanto estábamos muy contentos de no haber pagado la excursión y haber llegado a destino sin problemas. En el bus 4 nos pusimos a charlar con un grupo de adolescentes chinos que, como no paraban de sacarse fotos, pensamos que posiblemente iban al mismo lugar que nosotros. Y así fue. Así que hicimos el recorrido con ellos y nos reímos bastante. Nuestros nuevos amigos.