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Portoroz y Piran, un poco de mar en Eslovenia

Eslovenia ya nos había conquistado con los cuentos con dragones de Ljubljana, con la magia de las Cuevas de Postojna, con el arte urbano de Metelkova y con la belleza impresionante del Lago Bled. Pero quedaba aún más. No se iba a conformar con eso. Quería estar en los primeros puestos de las listas cuando nos preguntaran cuáles son los lugares a los que volveríamos o aquellos que más nos gustaron. Por eso, nos tenía reservado otro rinconcito. Esta vez era cerca del mar, con esa sensación de libertad que solo la inmensidad de ese tipo de paisajes sabe transmitir. Ahí, en el extremo suroeste, en la península de Istria, muy cerca de la frontera con Italia se encuentran Portoroz y Piran, dos pueblos turísticos que invitan a pasear y relajarse.

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Una de las calles que más me gustó de Piran.

 

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Fachada en Piran.

 

Llegamos a Portoroz por un compartir auto, una de las maneras de trasladarse más comunes en el país. El chico que nos llevó nos dejó en la puerta del hotel Apollo, perteneciente al grupo LifeClass, que nuestra amiga Elena nos había invitado a conocer. Nos gustó mucho porque nos recordó nuestro paso por Cervia, donde podíamos comer siempre en el mismo lugar y mantener una especie de mini rutina que, tanto Tahiel como nosotros, necesitábamos. Esa mini rutina incluía pasar un largo rato en familia en una de las tres piletas climatizadas (con sales) que había y practicar algo de aquagym mientras Tahiel se mataba de risa con la música y el profesor.
Portoroz es una ciudad balnearia, con hoteles, restaurantes, bares y comercios destinados a los visitantes. Y con unos atardeceres increíbles.

 

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(Preparados para disfrutar de las invitaciones).

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A muy pocos kilómetros de Portoroz, en la punta de la península, se encuentra Piran, un pueblito de casas bajas y techos con tejas rojas, que enamora a quien lo visita. Para llegar se puede ir caminando por la costa mientras se disfruta de la inmensidad del mar o de las actividades que las personas realizan allí, usar las bicicletas que se alquilar en casi todas las playas y hoteles o tomarse el bus gratuito que pasa cada 20 minutos aproximadamente.
Piran es de esos lugares fotogénicos que suelen conquistar a los amantes de los pueblitos, las calles adoquinadas y la fotografía. Por eso a mi me conquistó. La historia cuenta que perteneció al imperio romano, al bizantino, a los franceses y a los austríacos hasta que después de la Segunda Guerra Mundial fue asignada a Italia. Durante el gobierno fascista italiano, los eslavos se vieron obligados a abandonar sus tradiciones y recibieron una educación «italianizante». Por eso, el italiano es el segundo idioma oficial de la región.

Así empezó nuestra caminata…

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A toda costa Tahiel quería tocar el agua del Adriático (¿o era el papá?).

 

Una de las primeras imágenes al llegar es la hermosa y pintoresca plaza Tartini (la que ven en las primeras imágenes). Esta plaza es ovalada, con piso de mármol y edificios pintados con suaves colores pasteles. El nombre se debe al compositor Guissepe Tartini, quien nació en una de las casas que rodean a la plaza y tiene una estatua en su honor. Una de las actividades que más disfruto en este tipo de lugares es mirar. Sentarme y observar. En este europamagica2015 con Tahiel se hizo muy difícil concretar ese gusto, pero ese día se enganchó a correr a las palomas y a unos chicos que estaban jugando con la patineta y mientras Dino lo miraba desde lejos yo pude observar un poco el movimiento del lugar. No fue muy diferente a los mismos sitios en otros lugares del mundo.
Luego de visitar la plaza principal seguimos caminando por la costa hasta el faro ubicado en el extremo de la península, allí donde el viento es fuerte y las olas pegan duro contra las rocas. Junto al faro se encuentra la pequeña iglesia de San Clemente. En la costanera se ve mucha gente en los bares y restaurantes, junto a otros que se divierten en el agua o tomando sol. Piran no tiene playa, pero las rocas y las plataformas del puerto cumplen la misma función para los amantes del sol.

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Grupos de niños que llegan con profesores para pasar el día.

 

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Para el que le gusta, cualquier lugar es bueno para tomar sol.

 

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Paseo marítimo con bares, restaurantes y asientos.

 

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En el fondo se observa el faro y la Iglesia de San Clemente. La pequeña plaza que se ve en la imagen era la antigua plaza medieval.

 

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Ya del otro lado del faro, en la punta de la península, el frío se hizo sentir.

 

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Pero una de las actividades más lindas es adentrarse en las callejuelas estrechas y llegar hasta la Catedral de San Jorge. Por 1 euro es posible subir al campanario y disfrutar de hermosas vistas. Como la subida es algo empinada para Tahiel y en ese momento del día estaba algo caprichoso, Dino se quedó con él jugando en una de las fuentes con agua (cosa que le encanta) y yo subí para apreciar el hermoso paisaje. Esta necesidad de dividirnos para hacer algunas cosas durante el viaje es muy común cuando se viaja con bebés o niños pequeños, aunque también lo hacíamos antes, pero era por distintos intereses.
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Vista de la plaza principal y el puerto.

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Pasamos un día muy tranquilo en Piran y después de la siesta de Tahiel volvimos al hotel para que él no se pierda su clase de aquagym y nosotros, sus sonrisas.
Si andan por la zona no dejen de conocer, aunque sea en un día, este hermoso pueblo.

 

Una imagen del viajecito adaptándose a cada situación. Esta vez le tocó como almuerzo una lata de atún y varias rodajas de queso. Un genio que come de todo. Ya se va preparando para seguir conociendo el mundo!

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Información práctica

¿Cómo llegar?
Nosotros íbamos a llegar en tren, con el eurail pass que teníamos, pero el tren llega hasta la localidad de Koper y desde allí es necesario tomar un taxi o bus local. Por eso preferimos utilizar el sistema de compartir auto que es muy popular en el país.

Para los que vayan a alquilar auto (es muy común que las familias o grupos de amigos de otros países europeos recorran esta zona en auto) no olviden que tienen que comprar una pegatina en la primera estación de servicio que vean para poder circular por las rutas del país.

Museo
En Piran se puede visitar el Museo Marítimo Sergej Masera, en el interior de un palacio del siglo XIX. La entrada es de 3,5 euros y se encuentra en el puerto (frente a la plaza principal).

Bus gratuito
El bus gratuito que hace el recorrido hasta Piran no sale desde Portoroz, sino desde un sitio llamado Formace. Por lo tanto, si están en Portoroz, hay que caminar unos minutos hasta ese sitio bordeando la costa. El propio camino los deja en la parada de los buses donde hay carteles indicativos. Igualmente, el trayecto no es largo.

Otras actividades
En la zona se pueden hacer otras actividades como buceo, navegación y aviación. Además, hay parques acuáticos y, como la región era productora de sal, se pueden visitar las salinas y el museo de la sal. Estas últimas se ubican a muy pocos metros del aeropuerto de Portoroz.
Agradecemos la invitación de los hoteles LifeClass por los días tranquilos que pasamos. Estos hoteles presentan distintas categorías y todos ofrecen tratamientos para la salud y el relax, desde masajes tai y siete tipo de saunas hasta centros de salud y belleza y actividades para los más pequeños. Muchas personas se instalan unos días en uno de los cinco hoteles para dedicarse solo a disfrutar de las comodidades que se ofrecen y del tratamiento que hayan elegido. Todos los ambientes están decorados según la temática elegida y, al principio del tratamiento, cada persona es evaluada por personal capacitado que le recomienda qué es lo mejor para su momento. Hasta se puede escoger por una dieta saludable. Nos sorprendió la cantidad de gente que decide pasar así sus días de vacaciones. Y nos alegra que cada uno pueda disfrutar de su tiempo libre como quiere, sin etiquetas. Como decimos en una parte del prólogo de nuestro libro «Magia es Viajar»: hay tantos tipos de viajes como personas que viajan y ninguno es mejor o peor que el otro, simplemente son diferentes. Lo importante es disfrutarlo. Así que a disfrutar de tu viaje, sea a donde sea!

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