Split (o cuando la imaginación te miente a medias)
El tren disminuye la velocidad. Miramos por la ventanilla y solo vemos edificios altos e industrias. Solo a lo lejos se divisa un pedacito de mar. Pienso que nos equivocamos. ¿Habremos tomado el tren correcto? El paisaje que esperaba ver estaba muy lejos de lo que pasaba delante de mis ojos. El imaginario que tenía sobre Split no se asemejaba en nada a la de la segunda ciudad más poblada de Croacia, con más de 250.000 habitantes, rodeada de astilleros, fábricas de cemento e industrias madereras. Muchas veces pasa eso con la imaginación. Nos juega una mala pasada. O, simplemente, nos miente un poco.
Esta vez me mintió a medias. Porque en el medio de esa urbe, casi como un oasis blanco, se encuentra la ciudad antigua, que creció a partir de la casa de descanso del emperador Diocleciano.
Esa ciudad antigua, construida en piedra caliza, que supo albergar a más de 9000 personas, es en la actualidad un centro turístico muy importante en la costa Dálmata sobre el Adriático. No solo porque es posible conocer parte de la historia del imperio romano o porque desde allí salen los ferrys hacia las hermosas islas croatas, sino también porque brinda un ambiente relajado para disfrutar las vacaciones.
Un ambiente relajado en el casco antiguo de Split
Eso sentí los tres días que pasamos recorriendo sus callejuelas y su hermoso paseo marítimo: un ambiente relajado. Las personas llegan a la ciudad para disfrutar de sus vacaciones, de su viaje o de sus días de descanso (llámenlo como quieran). Y eso se percibe. Están relajadas, piensan solo en dónde van a comer o en qué bar van a tomarse la cerveza al atardecer.
Buscan el mejor souvenir para recordar ese viaje cada vez que quieran. Miran los mapas. Recorren los monumentos y atractivos turísticos. Se toman fotografías. Se sacan selfies. Aprenden algo de la historia del lugar. Visitan los palacios. Caminan. Descansan. Disfrutan. Al fin y al cabo, de eso también se trata viajar!
Tuve esta pequeña reflexión/pensamiento una noche en la que salimos a caminar por el paseo costero. Los bares y restaurantes estaban llenos de parejas, amigos y familias. En la pared costanera propiamente dicha había varias parejas observando el mar y las embarcaciones que llegaban y partían hacia las islas. Los puestos de postres y chocolates estaban rodeados por pequeños niños que demandaban algo dulce antes de irse a dormir.
En el centro de la peatonal había un escenario. Como en muchos centros turísticos, el gobierno local ofrecía espectáculos para entretener a los visitantes. Tahiel estaba sentado en los hombros de Dino y apenas empezó la música quiso mirar de qué se trataba. Era un baile típico de la región con una mini orquesta formada por personas de varias edades. Era música alegre que parecía cerrar el círculo perfecto de una noche cálida de verano en un centro turístico.
Paseo marítimo de día.
El Palacio de Diocleciano
Antes de llegar a la ciudad sabía que uno de los lugares más emblemáticos era el Palacio de Diocleciano. No había tenido mucho tiempo de leer sobre Split, pero lo poco que había visto y que había contribuido a esa imaginación que me estaba mintiendo a medias, hacía referencia a ese lugar.
Como buena amante de los mapas, lo primero que quise hacer cuando nos perdimos por las callejuelas del casco antiguo fue buscar el sitio de información turística para que me dieran un mapa y ubicar donde estaba el famoso palacio. Preguntando llegamos a la oficina y una simpática chica me dio un mapa. No era precisamente el mapa que me esperaba.
Era como una doble hoja de papel de diario y en una de sus caras había un plano esquemático en color marrón. Lo miré varias veces y no llegué a entender lo que estaba viendo. Con un poco de timidez le pregunté a la chica dónde estaba el palacio y con una sonrisa algo cómplice hizo un enorme círculo con la mano que abarcó todo el mapa.
No sabría si decirles que la ciudad es un palacio o que el palacio es una ciudad. Estábamos parados sobre las ruinas del palacio. La mayor parte del casco antiguo de Split estaba sobre el palacio que Dioclesiano mandó a construir para retirarse y descansar. Me maravillé. Estaba sorprendida. Salí del recinto y le dije a Dino: «Esto es el Palacio».
Subestructura del palacio
Di un giro de 360 grados y por un momento no supe bien dónde estaba. Mientras Tahiel se escapaba y quería bajar y subir las escaleras yo pensaba sobre lo inocente de su juego. Él no se imaginaba que estaba pisando las escaleras del Peristilo, punto de encuentro de los habitantes de la ciudad, antes y ahora.
Para entender cómo era el palacio es necesario visitar la subestructura de ese espacio. Para eso, se accede bajando unas escaleras desde la Riva, se ingresa a un recinto convertido en mercado artesanal y desde allí los carteles nos indicarán qué camino seguir. Si continuamos caminando en línea recta saldremos a las escaleras donde Tahiel jugaba y desde donde se ingresa a monumentos como el antiguo mausoleo de Diocleciano.
Ciudad antigua
La ciudad antigua nos gustó mucho y pudimos caminarla bastante bien con Tahiel corriendo por todos lados. Al igual que casi todos los cascos antiguos de este tipo de ciudades, es ideal para perderse entre sus calles y descansar en sus bares. (Muchos de los que lo hicieron los días que nosotros estuvimos tuvieron la suerte de verlo a Dino haciendo magia en vivo y en directo).
Les compartimos algunas escenas más de la vida en este pedacito del mundo. Y les recordamos que no importa el tipo de viaje que hagan, lo importante es que lo disfruten de la manera que a ustedes más les guste. Al fin y al cabo, hay tantos tipos de viajes como personas que viajan. Así que lo bueno es concentrarse en disfrutar de la magia que tiene el camino y que la imaginación de cada uno no les mienta (ni a medias).
Barcostop a Dubrovnik
Además de su historia, otro motivo que atrae a muchos turistas a esta ciudad es la posibilidad de realizar excursiones a las islas croatas. Desde el puerto de Split salen embarcaciones hacia varias de las islas cercanas a la costa y hacia Dubrovnik. Nosotros no tuvimos la posibilidad de visitar las islas en esta oportunidad, pero hicimos nuestro primer barcostop! ¡Llegamos en barco hasta Dubrovnik! Pero eso se los cuenta mejor Tahiel en el próximo post.
Información práctica para visitar Split
- En Split es muy común la oferta de departamentos para alojarse. Muchas de las casas viejas del casco antiguo se reciclan como departamentos. Nosotros nos alojamos en uno que estaba muy bien ubicado, de Rose and Margaret Apartments. Pueden darle una mirada si quieren.
- Si tienen interés en realizar un tour por las islas les recomendamos que se acerquen a los puestos que hay sobre la avenida costanera y consulten ahí. También, en la calle donde está la ofician de turismo y la estación de trenes/buses. Es una de las calles laterales de la ciudad antigua.
- Las playas a las que se pueden ir están un poco alejadas del centro de la ciudad. Consulten en información turística cómo llegar a ellas, ya que a veces hay buses directos.
- Para tener una vista general de la ciudad se puede subir al monte Marjan.
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