Camino de San Francisco por la vía Amerina: Nepi, Castel Sant´Elia y Roma
El último tramo de la vía Amerina comenzó con la visita a Felerii Novi, una antigua ciudad que formaba parte de las 12 ciudades de la liga etrusca. El sitio arqueológico que visitamos pertenece a la ciudad del período romano conocida como Falerii Novi, ya que los restos de la ciudad del período etrusco se encuentran muy cerca de Civita Castellana. Sea la etrusca o la romana, siempre transportarnos a esos lugares y momentos con la imaginación es un ejercicio que disfrutamos en los viajes, aunque casi nunca es fácil hacerlo. Por más que haya un guía explicándonos todo, por más que veamos esas construcciones de miles de años, por más que hayamos leído cómo eran quienes vivían allí, suele ser difícil hacerse una idea global y real de cómo era la cotidianidad en esa época. Atravesamos la Puerta de Júpiter, uno de los ingresos a la ciudad, visitamos la iglesia, recorrimos las áreas arqueológicas preparadas para que los visitantes podamos conocer un poco más sobe la historia de este pueblo y, sin embargo, nos fuimos con la sensación de que nos queda mucho por saber de la historia de la humanidad.
Después de un fuerte café y unos ricos bocados con avellanas, comenzó la caminata del quinto día. Fue una caminata diferente a las anteriores porque cada cierta cantidad de metros aparecía ante nosotros algún sitio arqueológico que nos recordaba, una vez más, que no estábamos caminando «por cualquier lado», que bajo nuestros pies había mucha historia y muchas historias. Atravesamos necrópolis, puentes antiguos, torres medievales y tramos originales de la antigua vía Amerina. Casi al final del camino nos sumergimos en un bosque denso con un río que llenaba de humedad el aire, donde Tahiel descubrió un nuevo animalito.
Después de la hermosa caminata llegamos a Castel Sant´Elia, donde se encuentra la Basílica de Sant´Elia en el santuario pontificio conocido como «Perla del Alto Lazio». Es un enorme complejo que incluye varias basílicas, conventos, conventillos, cementerios, museos y una Gruta Santa del siglo VI. Todo, rodeado de frondosa naturaleza, en el valle de Suppentonia, a unos 40 km de Roma.
Luego del recorrido por el enorme complejo (que les recomendamos visitar con tiempo si les interesa la historia de las congregaciones y del lugar), nos fuimos en bus hasta Nepi. Allí, recorrimos la ciudad y visitamos unas catacumbas romanas que estaban increíblemente bien conservadas. Estas catacumbas esconden un secreto: una pintura de San Francisco.
Cuando la intensidad del Sol iba disminuyendo y las ganas de descansar se iban apoderando de nosotros, realizamos el último tramo del camino hasta encontrarnos con el bus que nos dejaría, finalmente, en Roma.
En esos últimos metros de caminata nos invadió un sentimiento bastante común en los viajeros. Por un lado, la pena por despedirte de las personas con las que generaste un hermoso vínculo más allá de que no hayas compartido mucho tiempo. Por el otro, la alegría de haber vivido intensos momentos que te permitieron generar esa comunión. Una vez, un amigo del camino nos dijo que ya no recibía más gente en su casa porque se encariñaba mucho con las personas y después sufría en las despedidas. Pero nosotros pensamos que «sufrir» en las despedidas es un buen síntoma, porque quiere decir que los momentos vividos fueron buenos y quedarán para siempre en el recuerdo.
Gracias, compañeros de grupo. Ojalá pronto volvamos a verlos.
Fue una hermosa experiencia y un lindo desafío como familia viajera. Ojalá pronto podamos recorrer otro de los caminos de peregrinaje que conducen a Roma. Los invitamos a leer un resumen del viaje en el primer post de la serie sobre la vía Amerina, que escribió Tahiel.
Un agradecimiento especial a todas las personas de Italian Wonders Ways y del Consorcio Francescos Ways, quienes hicieron posible esta experiencia. Magia en el Camino mantiene todo el control editorial de lo publicado en este sitio.
Gracias todos los que nos recibieron en el camino, en cada pueblo, ciudad, hotel, restaurante, iglesia o monumento. Muchas gracias también a Asegura tu viaje, por cuidarnos estos días. Por último a Servantrip, por trasladarnos desde el aeropuerto de Ezeiza hasta casa, a nuestro regreso.
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