Vivir en el Delta de Tigre (un paseo en lancha por Tigre)
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Desde chica me imaginé que alguna vez viviría en Tigre. No para siempre. No por mucho tiempo. Pero siempre que paseo por sus islas y visito la ciudad, esa idea repica nuevamente en mi cabeza. Desde que decidimos cambiar nuestro estilo de vida, la frase «vivir en…» se convirtió en algo corriente. Es que entendemos al «vivir en» de una manera diferente a cómo lo hacíamos antes. Si hace unos años me preguntaban dónde me gustaría vivir, solo respondía «en Buenos Aires» (aunque me imaginaba con escapadas cortas a Tigre). Ahora, con otra visión de las cosas, ante la misma pregunta puedo hacer una extensa lista. Pero en ninguno de los lugares que aparecerían en esa lista estaría para siempre. En todos pasaría una temporada. Es decir, desde un mes hasta un año. Sería una manera de conocer mejor el lugar y de experimentar cómo es la vida allí. Algo así me pasa con Tigre, más precisamente, con su delta y sus islas, cada vez que lo visito.
Tigre es una localidad de la provincia de Buenos Aires que se ubica al norte del Gran Buenos Aires sobre el Delta del río Paraná. El río Paraná nace en Brasil y, luego de recorrer varios kilómetros y hacer de límite entre la Argentina y Paraguay desemboca formando un delta, es decir, que se abre en varios brazos entre los que se formaron islas debido a la gran cantidad de sedimentos que el río arrastra desde su nacimiento.
Muchas de esas islas solo están habitadas por animales y árboles, pero otras, como algunas de las que pertenecen administrativamente al partido de Tigre, tienen una vida mezcla de urbano y rural que me atrapa.
Mientras esperamos en la Estación Fluvial de Tigre la salida de la lancha que nos llevará de paseo por algunos de los pequeños ríos que forman parte del delta, veo a una chica que guarda en una especie de jaula (y con candado) bidones vacíos de plástico. Me acerco y le pregunto por qué y para qué guardan esos bidones allí. Con una expresión de sorpresa en su cara, por ser para ella algo totalmente cotidiano, me cuenta que los dejan allí para cargarlos con agua potable en la ciudad y llevarlos a sus casas en las islas cuando se toman las lanchas colectivo. Es que en las islas no hay gas ni agua potable (eso sí, hay señal de teléfono, celular y electricidad). Algunos compran agua mineral y otros realizan el ritual del bidón cada vez que viajan a la ciudad. Para abastecerse de gas algunos compran garrafas o las llamadas «chanchitas» (unos tubos más grandes que las garrafas y fijos). Tanto el agua como el gas y otros productos los obtienen en la ciudad o a través de las lanchas almacén.
Las islas no están unidas al continente por ningún puente por lo tanto la única manera de desplazarse es en lancha o barco. Algunos isleños tienen sus lanchas o botes privados. Otros, solo utilizan las lanchas colectivo, que salen y llegan a la Estación Fluvial de Tigre y tienen horarios establecidos que se pueden consultar en la web del gobierno de la ciudad de Tigre. Existen cuatro empresas de lanchas colectivos que hacen diferentes recorridos en naves con capacidad para unas 70 personas.
Pero no solo existen las lanchas colectivo o colectivas, sino también que hay lanchas taxi, lanchas ambulancia, lanchas almacén y, una de las que más nos llamó la atención es la existencia de… ¡lanchas heladería! Me imagino que en el verano no deben recorrer cinco metros sin que las llamen.
Lancha colectivo que sale de la Estación Fluvial.
Como en toda comunidad, los habitantes de las islas tienen sus códigos. Entre ellos, la manera de avisarle a la lancha almacén que necesitan que pare para comprar algo. ¿Saben qué código utilizan? Dejan en el muelle de ingreso a su vivienda una bolsa de supermercado o similar. Cuando el «lanchero-almacenero» ve la bolsa, se acerca a ese muelle y avisa que llegó.
Las islas son más altas en los bordes que en el centro, por eso, las viviendas se construyen cerca de la costa. Igualmente, para protegerse de las subidas del río, todas están sobre pilotes. Cuando navegás por los ríos y observas las casas te imaginás la vida en ellas. Como en cualquier comunidad, algunas casas son más viejas y están más raídas por el agua y el tiempo, mientras que otras son más nuevas y se las ve más fuertes y modernas. Para acceder desde los barcos o lanchas a las islas, cada casa, complejo de casas o recreo tiene una especie de muelle. Al igual que las casas, algunos están más destruidos y otros están más cuidados. Muchas familias les ponen nombres y una actividad entretenida mientras pasás con la lancha es leerlos e imaginar por qué se los pusieron.
En la zona que recorrimos hay una sola escuela de nivel primario y secundario, considerada rural, donde las clases se brindan de 10 a 14. Una lancha pasa a buscar a los chicos y docentes por sus casas y luego, los lleva al finalizar la jornada. Sobre el río Sarmiento y cerquita del Arroyo Reyes se encuentra el Museo Domingo Faustino Sarmiento, que es la casa donde el ex presidente de la Argentina pasaba algunos fines de semana y llevaba a sus amigos para que disfrutaran de las bellezas naturales del Delta. En 1996, y ante el deterioro de la misma, la Municipalidad de Tigre se hizo cargo de su refacción y la rodeó con cristales para conservarla. Ante el peligro de derrumbe no se puede visitar por dentro, pero sí se puede dar una vuelta desde el balcón que la rodea y ver las dos habitaciones y la sala principal con el mobiliario original.
La casa se construyó en la segunda mitad del siglo XIX .
Desde mediados del siglo XIX y hasta los primeros años del siglo XX, la zona del delta recibió una gran cantidad de inmigrantes europeos, principalmente italianos, muchos de los cuales se dedicaron al cultivo de frutales. Si bien esta actividad continúa, ha bajado muchísimo su producción y ahora prevalece la actividad forestal y el turismo. El antiguo mercado de frutos solo conserva algunos pocos locales de venta de frutas, sobre los que les contaremos más en el próximo post. Estos italianos, junto con los inmigrantes de otras colectividades, comenzaron a utilizar el remo como su deporte cotidiano. En la actualidad, se considera que Tigre es la capital provincial del remo. Al pasear en lancha por sus principales ríos es posible ver los edificios de los clubes de remo, fundados por inmigrantes europeos a fines del siglo XIX y principios del siglo XX. Muchos habitantes siguen practicando este deporte y se puede identificar a qué club pertenecen porque las paletas de los remos están pintadas con los colores del club.
Mientras disfrutábamos del paseo en lancha no podíamos dejar de imaginar cómo sería pasar una temporada en alguna de esas casitas, rodeados de verde, de frutales y de río. Nos imaginamos preparando asados, descansando bajo la sombra de los árboles o de los techos de los muelles, recibiendo amigos, conociendo nuevos vecinos, esperando a la lacha almacén (y a la lancha heladería), leyendo bajo la brisa suave del atardecer y explorando los pequeños arroyos en un bote de madera. Vivir el delta. Solo un tiempo, corto, para experimentar cómo es la vida allí.
Nosotros hicimos un recorrido de aproximadamente una hora por parte de los ríos Luján, Carapachay y Sarmiento. Realizamos el paseo llamado «Paseo 5 ríos del Delta», que ofrece la empresa Sturla. En su web pueden ver las tarifas. Esta misma empresa cuenta con otras opciones de excursiones, como pasar un día entero en el delta en uno de sus paseos, o viajar desde Tigre hasta Puerto Madero. Esta misma empresa es la que ofrece el bus turístico por la ciudad de Tigre, recorrido que les contaremos en la próxima entrada.
¿Cómo llegar a Tigre desde Buenos Aires?
(información brindada por la web oficial de la municipalidad)
Tren:
Los trenes hacia Tigre parten desde la Estación Retiro, en Buenos Aires, línea Mitre, plataformas 1 o 2. En días hábiles, la frecuencia de los servicios es cada diez minutos hasta medianoche mientras que los fines de semana los trenes circulan cada treinta minutos. En los últimos meses, la velocidad de los trenes ha disminuido por lo que el viaje dura más de una hora.
Auto:
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