16 años no es nada. ¿Cómo viajar en pareja?
Era febrero de 1999 (y ni pensaba en viajar en pareja). En la Ciudad de Buenos Aires se organizaban los recitales al aire libre en la costanera sur. Ese día tocaba Charly García.
Yo estaba en mi casa, en shorcito de jean y musculosa, tomando mate y sin ganas de hacer nada. Tenía 22 años (22 añoooosss!). Unos amigos me llamaron para invitarme al recital. Ante mi negativa por la vagancia que me daba ir hasta el centro (todo lo que implica más de media hora de viaje desde mi casa para mi es “el centro”), me amenazaron con esa frase de “no seas garca” y me convencieron.
Me encontré con Fernando, Patricia y Ana. Nos pusimos a una distancia prudencial del escenario y esperamos.
Al lado mío había dos chicos. Uno era Dino y el otro Darío, actual pareja de una de mis hermanas.
Al parecer, muchos de los ocasionales transeúntes se habían puesto de acuerdo y pasaban caminando permanentemente entre Dino y yo. Nosotros nos movíamos para dejarles paso y nos mirábamos. Mirada va, mirada viene, nos pusimos a conversar.
Y desde ese día no dejamos de hacerlo. Del recital no nos acordamos casi nada.
Yo perdí a mis amigos. En ese entonces casi nadie tenía celular.
Ya son 25 años
¿Quién iba a decir que hace 16 años (¡25 años!), en ese recital de Charly García, gratuito y al aire libre, iba a conocer a Dino? ¿Quién iba a decir que íbamos a estar juntos tanto tiempo, que íbamos a vivir momentos inmensamente felices y otros, muy dolorosos, que íbamos a cambiar nuestro estilo de vida, que íbamos a crear Magia en el Camino, que íbamos a viajar en pareja por el mundo, que íbamos a escribir un libro y a tener un hijo (casi al mismo tiempo!) y que hoy íbamos a estar cumpliendo 16 años de pareja?
Nadie podía decirlo porque, simplemente, estas cosas no se saben. Cuando uno conoce a alguien y empieza una relación de pareja nunca se sabe cómo continuará. Lo que sí se sabe es que las relaciones se construyen día a día y de a dos. No hacen falta grandes regalos ni puestas en escena, simplemente con las pequeñas cosas alcanza. Claro que primero tiene que haber amor.
Si bien no hace 16 años que viajamos juntos como estilo de vida (aunque desde el primer verano que estuvimos juntos nos fuimos de viaje), hace 16 años que estamos juntos, de los cuales 14 convivimos bajo el mismo techo. De esos 14, hace un poco más de 5 que nació Magia en el Camino y estamos las 24 horas del día juntos, los 365 días del año. Y seguimos eligiéndonos.
Este es el primer viaje en pareja que hicimos juntos, el primer verano. Nos fuimos con el auto a recorrer algunos lugares de Mendoza y de Córdoba.
No tenemos secretos ni recetas mágicas. Si hay amor verdadero, creo que todo lo demás viene solo.
A pesar de que no hay secretos ni recetas mágicas, muchas personas (sobre todo las más jóvenes) nos escriben preguntándonos cómo hacemos para viajar juntos tanto tiempo y no pelearnos. Por eso, aprovechando este aniversario quisimos compartir algunos consejos (o mejor dicho, ideas) para viajar en pareja. No somos ni queremos ser ejemplo de nada, solo compartir nuestras vivencias para de alguna manera responder a esas preguntas que casi siempre nos hacen.
¿Te animás a viajar con tu pareja? Algunas ideas para tener en cuenta.
Habla ahora o calla para siempre
(La importancia de la planificación y de decir las cosas antes)
Si te vas a ir de viaje con tu pareja y no viajaron muchas veces juntos es muy importante que planifiquen el tipo de viaje que van a hacer y que estén de acuerdo en los lugares que van a visitar y en cómo los van a visitar. Y, sobre todo, es importante que hablen.
Cuando hicimos el curso de preparto (no se asusten, no tiene nada que ver acá el tema de los hijos, pero la enseñanza viene al caso) una psicóloga nos explicaba que la mayoría de los problemas en la pareja se solucionan y se evitan si decimos lo que tenemos que decir en el momento y no suponemos que el otro sabe lo que “tiene que hacer”.
Muchas veces suponemos que el otro sabe lo que tiene que hacer o lo que le estamos pidiendo que haga o creemos que con un gesto entiende todo y no siempre es así. Es más fácil decirle a tu pareja “cambiale el pañal al nene”, que enojarte si no lo hace. Lo mismo pasa en los viajes. Es más fácil decirle de antemano: “Prefiero no ir tantos días a la playa”, que pelearte en Bangkok porque vos te querés quedar en la ciudad y tu pareja se quiere ir a las playas tailandesas.
Es más fácil decirle “No quiero hacer camping”, antes que tu pareja se aparezca con la mochila cargada con la carpa y las ollas para cocinar. A esto me refiero con hablar y planificar.
La previa de un viaje ya forma parte del viaje, así que aprovechen ese momento para conversar sobre sus gustos y sobre lo que tienen ganas de hacer, y disfruten de planificar juntos. No hace falta planificar todo, pueden dejar cosas libradas al azar para dejar que el camino los sorprenda, pero eso dependerá de cada pareja. Cada pareja es diferente y cada viaje es distintos. Los que van a viajar son ustedes, así que planifiquen en la medida que tengan ganas de hacerlo.
“No te enojes. A veces el otro no te entiende. Lo explicaste mil veces, pero no lo ve. No es tonto, ni malo. No es indiferente. Es otro.” (esta frase la acabo de leer en la web, no sé de quién es, pero me gustó).
Aprovecha y conocelo/a más
Relacionado con lo anterior, pero en otro orden de cosas, recomendamos aprovechar el viaje para hablar y conocerse un poco más. Al estar de viaje, sin esas preocupaciones cotidianas que a lo mejor no los dejan relajarse, pueden buscar esos lindos momentos para estar tranquilos, sentados uno al lado del otro, mirando el paisaje y hablando. Hablando y escuchando. Tranquilos.
Son esos momentos de conexión con el otro donde uno puede aprender mucho de cómo es la persona con la que está. No quiero decir que no se puedan tener este tipo de momentos fuera de los viajes, pero en general, cuando uno está viajando, suele estar más predispuesto a estas conversaciones.
Respetar y respetarse
No solo respetar al otro como persona, sino también en sus gustos y preferencias. Si estamos viajando y hay algo que le gusta a tu pareja y a vos no, no tenés por qué hacerlo. Pero está bueno que sí lo haga tu pareja. Él o ella estará feliz, no solo por haber hecho eso que tanto le gusta, sino también porque vos lo/la apoyaste para que lo haga.
¡Esto además te ayuda a ahorrar! ¿Para qué vas a gastar en algo que no te gusta?
Por ejemplo, recuerdo que en China Dino quería ir a ver a los Pandas y a mí mucho no me interesaba. Una mañana, él se fue a verlos y yo me quedé, feliz, en el bar del hostel escribiendo y tomando un rico café.
La primera Semana Santa, nos escapamos a Uruguay. Esta foto es en Piriápolis (nos costaba salir a los dos en la misma foto).
Tomate tu tiempo y tu espacio
Entre las cosas que debemos respetar está el tiempo y el espacio de cada uno. Tanto en los viajes como en la cotidianidad de los no viajes, una de las cuestiones fundamentales para la pareja es respetar los tiempos y los espacios del otro. Si durante el viaje tenés ganas de quedarte una tarde leyendo sola/o, hacelo. Si tenés ganas de ir a caminar a la playa sola/o, hacelo. Eso no quiere decir que no lo puedas hacer con tu pareja en otro momento. Y eso no quiere decir que no quieras estar más con él o con ella. Tratá de no pensar mal en cada acción del otro.
Relacionado con lo anterior, es bueno llevar al viaje algo que te guste para esos momentos que necesitás estar solo/a. Puede ser tu música favorita o un libro que quieras leer.
Ceder sin reclamos
Como decíamos antes, los dos son personas diferentes que pueden tener distintos gustos. (Con Dino, por ejemplo, tenemos gustos muy diferentes en muchas cosas). En un viaje corto es bueno que se pongan de acuerdo y hagan algo que les gusta a los dos. En un viaje largo, las posibilidades de hacer cosas que les gusta a uno o a otro son mayores, por eso lo ideal es que puedan ponerse de acuerdo y lograr un equilibrio. Siempre habrá que ceder un poco. A veces cederá uno y a veces el otro.
Lo importante es que no sea siempre el mismo el que cede. Y lo más importante aún es que lo hagamos sin resentimiento. Es decir, que si estamos cediendo en algo con el único objetivo de reclamarle otra cosa después, no sirve, porque lo único que se va a generar es una pelea.
Y relacionado con esto, debemos valorar que el otro está cediendo.
El primer viaje a Europa. Acá estamos en la Fontana Di Trevi, en Roma.
Y acá está Dino en el Park Gúel, en Barcelona.
Administrar los bajones
Claro que los momentos “bajones” no se administran, pero algo podemos hacer. Cuando uno viaja lleva su mundo a donde va. Y en nuestro mundo, como en el de cualquier ser humano, hay momentos en los que estamos mal o preocupados por algo. Todos tenemos días buenos y malos.
En los viajes en pareja, sobre todo si son largos, y en la cotidianidad de los no viajes pueden aparecer estos momentos. Lo ideal es que no les agarre al mismo tiempo. Si uno está triste por algo, que el otro no lo esté. Si bien es difícil de manejar, podemos intentarlo según el grado de bajón. ¿Qué quiero decir? Si ves que tu pareja está triste o preocupado por algo y sentís que tu preocupación no es tan grave como la de él/ella, entonces en ese momento te toca ser a vos el sustento y darle fuerzas. Todo lo que se siembra, después se cosecha.
Evitar las discusiones inútiles
A veces discutir está bueno (sin llegar a levantase la voz o a cosas perores, claro), pero no vale la pena hacerlo por pavadas. Si estamos de viaje, ya sea corto o largo, se supone que estamos intentando pasar un buen momento. Entonces, ¿para qué vas a discutir si dormis en ese o en otro hotel o si comés pizza o fideos? Guardate las energías para cuando sientas que la discusión es necesaria para mejorar la convivencia.
Dividir las tareas
Cada uno sabe en lo que es mejor y en lo que es medio despistado. Así que una buena opción si van a viajar en pareja es dividir las tareas (esto es necesario aunque no viajen). Por ejemplo, en nuestro caso, yo suelo ser la que manejo el tema de los mapas, de la orientación general y de los documentos, mientras que Dino se hace cargo del dinero, de ver las cotizaciones en cada moneda y de hacer las cuentas. Esto no quiere decir que no hagamos lo que hace el otro, pero digamos que cada uno tiene así una responsabilidad.
El único riesgo es que, como confías mucho en que el otro va a hacer su tarea, puede pasar que nos olvidemos cosas o que no prestemos atención a otras. Por ejemplo, Dino confía ciegamente en mi orientación, pero el día que yo me desorienté, nos perdimos.
También está bueno dividir y compartir las tareas más “cotidianas”, como lavar la ropa, cocinar, lavar o hacer las compras. Sí, estas tareas también se hacen en un viaje y está bueno que las hagan los dos. Si hay cosas que preferís hacerlas vos y otras que prefiere hacerlas tu pareja, lo ideal es que se las dividan. Si les da lo mismo, lo ideal es que intercambien así no se aburren. Y si pueden compartir algunas, como cocinar, está muy bueno.
Nuestro paso por México.
Tener confianza
Dejá los celos de lado. Tanto en el viaje como en la cotidianidad del no viaje, los celos son el peor aliado de la pareja y un signo de desconfianza. Confía en vos y confía en tu pareja. Si hay algo que te preocupa de la relación, hablalo antes de viajar.
Los viajes son mágicos, pero no hacen magia. Si viajar en pareja te genera dudas sobre tu pareja o tenés algún problema no se solucionará porque te vayas de viaje, al contrario, puede empeorar. Así que confía en lo que sentís y confía en la persona que elegiste. Si no lo hacés, decíselo antes de viajar.
Hacete de nuevos amigos
Viajar en pareja no significa aislarte del mundo. Al contrario, pueden hacer muchos amigos estando juntos. Como dijimos antes, tené confianza. Y una de las cosas más lindas que tiene el viajar es compartir con otros su cotidianidad. No pierdas la oportunidad de hacerlo.
Una de las fotos que más me gusta de Marruecos…
¿Separarse?
Nosotros nunca sentimos esa necesidad, pero conocemos muchas parejas viajeras que, al estar tanto tiempo juntos de viaje, necesitan aislarse un poco y viajar solos un tiempo. ¡No hay nada malo en eso! A veces se relaciona con los diferentes intereses sobre los que hablamos antes y no con la necesidad de “separarse”. Pero si el motivo es esto último, nada hay de malo en eso. Es cuestión de hablarlo, organizarlo y hacerlo!
Ahora bien, si el objetivo de tu vida es “vivir viajando” y el de tu pareja no lo es, creo que el tema de la separación será un tópico a conversar. No quiero ser mala onda ni pájaro de mal agüero, pero si los caminos que cada uno eligió para su vida son distintos y van por veredas opuestas es muy difícil que permanezcan juntos.
Y para terminar….
Hace muchos años, una señora mayor me dijo que nunca me vaya a dormir peleada con mi marido/novio/pareja. Cuando me fui a vivir cono Dino, después de dos años de novios, le hablé de lo que esa señora me había dicho. Desde ese momento es algo que tratamos de hacer siempre. Si hay algo que discutir, algo que resolver, algo que reclamar o algo que responder tratamos de no dejarlo “para mañana” y de irnos a dormir con una sonrisa. A veces puede no salir, pero lo importante es que salga la mayoría de las veces.
¡No se vayan a dormir enojados!
Abrí la conversación, no te enojes más de la cuenta, pedí explicaciones si las necesitás, exponé tus sentimientos. Si uno no quiere, dos no pelean. Y si uno no quiere, dos no solucionan las cosas. “La felicidad no es completa sino se comparte. ¡Viajar en pareja que es hermoso! ¡Disfrutalo!
¡Feliz aniversario! Por muchos años viajando juntos! ¡Qué bueno que a pesar de tener gustos tan distintos en muchas cosas, decidimos seguir el mismo camino!
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