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Battambang y el tren de bambú

Desde Siem Reap nos tomamos un bus local hacia la ciudad de Battambang, del otro lado del lago Tonlé Sap.
Battambang es una ciudad chica y típicamente camboyana, aunque no entendemos por qué, más cara que Siem Reap. Varios de sus edificios conservan la arquitectura de la “época francesa”. Desde acá se pueden visitar algunos templos khmer (el mismo estilo de Angkor) y varias zonas rurales.
Otra de las “atracciones” es el llamado bamboo train. ¿En qué consiste? Es un carrito hecho con bamboo apoyado sobre dos piezas bastante precarias formadas cada una por un eje con ruedas y rulemanes (cuando decimos apoyado, decimos apoyado).

El carrito se desplaza por una vía abandonada y bastante rápido, sobre todo si al conductor que te tocó en suerte le gusta la velocidad, como fue nuestro caso. Este sistema lo comenzaron a usar los pobladores que viven alrededor de la vía abandonada para trasladarse (ellos y sus productos). Hace unos años alguien propuso “abrir” el tren a los extranjeros y por eso ahora, pago mediante, podés subirte y disfrutar de un viajecito ida y vuelta. Según dicen, parte de lo que se recauda se destina a las familias que viven en los pequeños poblados que se encuentran a los costados de las vías. Nunca sabremos si es cierto.

A ver si nos entendemos…

No es fácil encontrar el punto de partida de este “tren”, que está en la localidad de Ou Dambang a unos pocos kilómetros de Battambang, ya que no hay ningún cartel que indique el camino. Claro, lo que pasa es que el 99% de las personas van en tuc tuc hasta ese lugar y los que manejan los tuc tuc saben perfectamente dónde está. Pero nosotros nos alquilamos otra vez dos bicicletas y decidimos ir por nuestra cuenta. Después de casi dos horas de dar vueltas por los alrededores de Battambang llegamos al lugar. En el camino conocimos la “parte más rural” de la zona y eso también está bueno para ver cómo viven las familias.
Lo único “malo” de llegar más tarde fue que no pudimos viajar con la gente local y compartir el viaje con ellos mientras transportan sacos con arroz, animales, verduras, etcétera.

Como el camino es de una sola vía, si coinciden dos carritos que van en direcciones opuestas, es necesario (obviamente frenando ambos antes) desarmar uno para que pueda pasar el otro y volverlo a armar. Esta tarea la hacen los dos conductores involucrados, en menos de un minuto. Se arma y se desarma fácilmente, pero a la tercera vez que nos tocó desarmar el nuestro el conductor ya estaba podrido…

El trayecto dura, aproximadamente, unos veinte minutos por tramo en los que el carrito alcanza una velocidad considerable y la sensación de vértigo se apodera de nosotros. No es que sea la montaña rusa, pero como la vía está bastante destruida, vas pegando unos saltos importantes que lo hacen divertido. También hay que estar atento ya que de vez en cuando hay que correr la cabeza para evitar golpearse con la vegetación lindera a las vías.
Pensábamos que iba a ser una pavada, pero resultó algo muy entretenido. Además, como dijimos anteriormente, a nuestro conductor le gustaba tomar velocidad!
Al final del recorrido y antes de volver, podés quedarte descansando unos minutos en la sombra o dar una vuelta por el poblado.

Volviendo a la ciudad

La ciudad de Battambang cuenta con un mercado donde se venden productos frescos, pescados desecados, ropa, artículos de perfumería, etcétera. Es como casi en todas las ciudades de esta parte del mundo, pero en este caso nos pareció mucho más sucio y desordenado que varios de los que ya visitamos.

Otra característica de la ciudad, muy común también en China y en Vietnam, es que detrás de los negocios  están las casas de las familias. Pero en algunos casos no es realmente detrás, sino que es casi en el mismo lugar. Por ejemplo, si vas a comprar un papel higiénico a un negocio que vende artículos de perfumería, ves los mostradores y al lado o atrás está la señora cocinando, el nene mirando la tele, el altar con las velas encendidas y la moto estacionada en la puerta. Detrás de un biombo (o, a veces, una pared) podés ver las camas o, directamente, los colchones en el piso y algún otro mueble. Algunas casas tienen un segundo piso.
Esto hace que gran parte de la vida cotidiana transcurra en la vereda. Así, podés ver a las mujeres en pijama, a la familia cenando en la puerta o en la parte trasera del local, a los chicos jugando en la vereda, a la ropa secándose al sol en la puerta del negocio, etcétera. Es raro para nosotros ver cómo cierran los locales a la noche y en vez de salir del local cierran “del lado de adentro”.
En esta ciudad es donde más vimos este tipo de locales-viviendas. Les dejamos algunas fotos, aunque están tomadas un domingo y la mayoría de los lugares estaban cerrados.

Acá pueden ver una típica cuadra de esta ciudad con las rejas del local-vivienda cerradas.

 

Acá hay algunos locales abiertos.

Esta es la parte de atrás del lugar donde compramos unos tickets de bus. Adelante estaba la agencia y detrás, la casa.

Algunas fotos más de la ciudad.

Desde Battambang nos tomamos un bus hasta Bangkok. Ya estamos en Tailandia!! En unos días la primera entrada desde esta ciudad con miles de contrastes! Saludos a todos!! Gracias por seguirnos!

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