Té en Sri Lanka: tomate 5 minutos… tomate un té
Se levantan temprano y trabajan entre 9 y 10 horas diarias. No importa si el día está soleado o cae un chaparrón. Su piel es oscura y áspera, pero sus ojos son grandes y brillosos. Casi siempre te reciben con una sonrisa. Son ellas: las recolectoras de hojas de té en Sri Lanka.
Sin ellas, el circuito productivo del té estaría incompleto. Son las encargadas de recolectar, aproximadamente, 16 kilos de hojas de té por día, excepto los domingos. Bajo la mirada atenta de un supervisor, arrancan las hojas y van llenando una bolsa que cuelga en sus espaldas sostenida desde sus cabezas. Por cada 16 kilos cobran LKR 280 (280 Rupias de Sri Lanka), unos U$S 2,5 diarios.
Pero no se les paga por día o por semana, sino que reciben su salario a fin de mes por todo lo recolectado. La plantación en la que nosotros «nos metimos» pertenece a una empresa llamada Mackwoods y cuenta con una plantilla de 2000 trabajadoras. Con 16 kilos de hojas se producen alrededor de 4 kilos de té listos para la venta.
Una vez que la bolsa está llena (o cuando termina el turno), las recolectoras comienzan el camino hacia donde se encuentran las balanzas. Allí, uno de los supervisores se encarga de anotar en sus libretas la cantidad de kilos que recolectaron esa vez.
Algunas mujeres vacían las bolsas sobre una lona y otras colocan las hojas de té en unas bolsas más grandes, que también pesan. Estas bolsas son las que pasará a recolectar un camión para llevarlas a las fábricas de té que se localizan en la zona montañosa de Sri Lanka, al sur de Kandy.
No es necesario «meterse» de contrabando en una plantación perteneciente a una empresa para ver a las recolectoras de té, porque ellas están al costado de cualquier camino en la zona montañosa de Sri Lanka.
Un poco de historia del té en Sri Lanka
En 1824 se plantó la primera hoja de té en Sri Lanka y fue en un jardín botánico. Para que el cultivo de té pasase a ser comercial hubo que esperar a la década de 1860, en la que la crisis del café le dejó un lugar al cultivo del té. La primera plantación comercial fue establecida en 1867, cerca de Kandy, por un británico llamado James Taylor. En poco tiempo, muchos campesinos que antes se dedicaban al café decidieron cambiar su especialidad y comenzaron a cultivar té.
La nueva forma de hacer rápidas fortunas atrajo a otros empresarios británicos a comprar tierras para cultivar hojas de té. Es así como aparece en escena Thomas Lipton, quien hizo famoso al té de Ceilán en todo el mundo. Lipton ya era un empresario al que le iba muy bien en Inglaterra, así que decidió invertir en un nuevo negocio y vio al té de Ceilán como una buena oportunidad. Su empresa fue la primera en vender el té envasado en cartones separados para asegurar así una mayor calidad del producto. Hoy en día, su marca es una de las más conocidas.
¡¡Los invitamos a que se tomen un rico té!! Nosotros los acompañamos desde la distancia. ¡Saludos a todos! Que tengan buen día! (o buenas noches…)
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