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Una noche en Belo Horizonte

 

Dentro de todo lo que nuestros amigos brasileros nos tenían preparado no podía faltar una salida nocturna. Ya alojados muy a gusto en Belo Horizonte, en la casa de Pedro, primo de Luis, la idea original era ir a un Choro (se pronuncia “lloro”). Luis y Pedro habían estado convocando gente por teléfono todo el día, unas 15 personas aceptaron la propuesta y era Pedro quien sabía del lugar.

Helga, una amiga de Luis de la universidad, nos pasó a buscar, nos regaló una petaca de Cahaza y nos llevó a una esquina de Belo Horizonte bajo las estrictas instrucciones de Pedro. El pequeño problema se presentó cuando llegamos y el lugar estaba cerrado por refacciones, no había plan B.

Imaginemos a unas 20 personas hablando portuñol para decidir a donde ir. La idea surgió de entre las cenizas y se cambió Choro por Samba . Nos subimos con Aldana al auto de Helga y salimos para un Samba llamado “La casa de Ronaldo”. Nada tiene que ver con el astro brasileño entrado en kilos, quien supo deleitarnos con su arte (excepto cuando enfrentaba a la selección Argentina) y que hoy quema sus últimos cartuchos en Corinthians, club del que es torcedor el presidente Lula.

La casa de Ronaldo, samba

Cuando llegamos, Luis, que fue en otro auto, ya le estaba comentando a Ronaldo sobre nuestro viaje. Éste se entusiasmó tanto que le dijo a Luis que quería que pasemos al escenario para contar del viaje y promocionar nuestros señaladores, postales e imanes con fotos. Así fue que don Ronaldo cumplió con su promesa y yo entré en pánico, Aldana sólo subió un escalón y luego se encargó de sacarnos fotos. Mi frase sobre el escenario, micrófono en mano, fue (lo siguiente léase textual): “eu vo a tentar falar en portugués pra voceis, (pausa) mais si no puedo Luis traducirá” todo lo posterior  lo dije en español y por supuesto Luis tradujo.

La gente me aplaudió y hasta me hizo preguntas. Todo iba bien hasta que, para variar, uno sacó el tema del fútbol. Risas de por medio, dije que si el mundial no lo ganaba Argentina quería que lo gane una selección de África. Como nada voló hacia el escenario, me bajé. Al rato, la gente se nos acercaba a comprarnos “souvenirs” de Magia en el camino. Vendimos por un valor de 75 Reales, nada mal… No sé cuanto hubiésemos vendido si decía que mi deseo era que el mundial lo gane Brasil, pero la dignidad no se negocia. Por ahora.

Ronaldo nos compró 4 imanes y una postal. Además le regalamos otra para colocar en la cartelera de la entrada. Un fenómeno. Más tarde nos escribió un mail y nos  pidió permiso para usar el nombre de Aldana en una samba de su autoría. Por supuesto le dijimos que sí, que sería un honor.

Sólo me resta decir que la gente que nos cruzamos en Brasil se portó de maravillas. Nos hizo sentir realmente bienvenidos y eso no tiene precio. Todo lo demás se compra con Mastercard.

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