Los viajes y la gente. Esta vez, Rosario.
Llegar a un lugar y que te estén esperando es una de las cosas más lindas que pasan en los viajes. Bueno, también tiene su adrenalina llegar a un sitio y no saber para dónde ir, comenzar a preguntar con señas, caminar hasta encontrar alguna pista que nos guíe y dejarse llevar por la hospitalidad de la gente del camino, pero no hay nada como ser bien recibido por un local, sea el lugar que sea. Por suerte, en nuestros viajes tuvimos muy buenas experiencias al respecto. Y las seguimos teniendo. En el último viajecito a Rosario nos recibió Gastón, que no solo nos abrió las puertas de su casa sin conocernos, sino que nos ofreció todo lo que necesitábamos, nos llevó a miles de lugares, nos mostró la ciudad (de día, de noche y de madrugada) y nos contó cientos de historias. ¡Un gran amigo! Gracias, Gastón por todo!
Nuestra estadía en Rosario era corta, solos tres días y medio. Así que si queríamos recorrer mucho teníamos que apurarnos (aunque no es lo que nos gusta hacer en los viajes…). Pero no tuvimos en cuenta un pequeño detalle: la gente. Varios seguidores del blog, futuros viajeros o nuevos amigos en la ciudad querían conocernos (o reencontrarnos) y compartir con nosotros un rato. Cosa que nos encanta y emociona. Así que nos organizamos para tratar de ver a la mayoría y así estuvimos, de café en café, de bar en bar, de restaurante en restaurante, pasando momentos hermosos, con charlas, anécdotas, nuevos sueños y mucha magia. Mientras, la ciduad estaba ahí. Como siempre. Nosotros íbamos y veníamos y ella seguía ahí. Quería que le demos un poco más de bolilla, pero nosotros preferimos estar con amigos. No es que no la recorrimos (igual ya la conocíamos) pero posiblemente si hubiéramos estado solos hubiéramos caminado mucho más, tomado muchas más fotos y visitado muchos más rincones. Pero nos encantó hacer lo que hicimos.
En el perfil de couchsurfing te preguntan, al inicio, cuál es tu «misión». La nuestra dice: Descubrir el mundo a través de su gente. El lema de nuestro viaje, escrito en el cabezal del blog, plantea la misma idea tomada de un viajero amigo: Un viaje no son las fotos que se hacen, los regalos que se compran ni los paisajes que se visitan. Un viaje es, más que nada, la gente que se conoce en el camino.
Y así es. Puede resultar una frase hecha, trillada, un cliché o lo que quieran, pero cada vez nos convencemos más de que lo más importante en un viaje es la gente que nos cruzamos en el camino, porque esa gente es la que hace a los lugares. Podemos estar en el lugar más bello del planeta, pero si estamos mal acompañados y pasamos una mala experiencia, esa belleza quedará de lado en nuestros recuerdos. En cambio, hasta la ciudad o el pueblo menos pintoresco nos parecerá hermoso y guardaremos lindos recuerdos si allí estuvimos con amigos, si las personas que nos cruzamos nos ayudaron y si pasamos buenos momentos. Por suerte, como siempre decimos y como comprobamos paso a paso en nuestro camino: los buenos son mucho más que los malos, pero los malos tienen más prensa. Nos pone muy contentos que cada vez haya más viajeros en las rutas y que cada uno de nuestros amigos viajeros pueda sentir y comprobar esto, que todos lo escriban y lo cuenten, porque así cada vez más personas se darán cuenta de que la mayoría de los seres humanos son buenos y dejarán de lado algunos miedos y prejuicios. Los miedos solo inmovilizan y si nos quedamos quietos el mundo sigue girando sin nosotros. Me encanta que cada vez más viajeros comprueben que la gente es buena por naturaleza, que te ayuda y que, si no lo hace, a veces es por el mismo miedo que podemos tener nosotros de hacer algo. Esto no quita que podamos tener alguna mala experiencia, pero se compensará por la buena onda y energía de la mayoría. Cada lugar al que llegamos, cada camión al que nos subimos, cada casa que visitamos, cada persona que nos cruzamos dejó algo positivo en nosotros. Y no pasa un día que no nos acordemos de alguien que conocimos en el camino. Con algunos seguimos en contacto, con otros, posiblemente nunca más nos veamos, pero los buenos recuerdos siempre quedarán grabados.
Y así, entre bar y bar y entre comida y camida, disfrutamos de Rosario con: Nico, Ale, Karina, Luciana, Micaela y su hermosa familia, Gastón y los chicos de la radio «Burro de Arranque». Gracias a todos por hacernos sentir tan bien en Rosario. ¡No tenemos fotos con todos! Es que estábamos tan compenetrados en nuestras charlas que ni de las fotos nos acordamos!
Qué hacer y ver en Rosario (más allá de visitar amigos)
– Pasear por su costanera. En Rosario con «R» de Río pueden leer y disfrutar de las imágenes de un lindo paseo por la costanera.
– Visitar el bar El Cairo, famoso por ser el lugar donde se juntaba Fontanarrosa (humorista y escritor argentino) con sus amigos y donde se inspiró para escribir gran parte de sus cuentos e historias.
– Mirar para arriba. Visitar el Museo Urbano Arte a la Vista. Una buena iniciativa de reproducir en las medianeras de algunos edificios obras de arte de conocidos pintores. Existen cuatro circuitos para caminar y observar las paredes de los edificios.
En la foto también pueden ver un cartel indicador de una parada de colectivos. Existe un sistema para saber cuántos minutos faltan para que llegue el siguiente colectivo. Solo hay que mandar un mensaje de texto al número naranja que aparece en el cartel.
– Pasar, solo pasar, por la casa en donde nació Ernesto «Che» Guevara. Siempre me pregunté por qué el gobierno de la ciudad de Rosario no hacía más «bambolla» con esta casa (ya que muchas veces se «vuelven turísticos» lugares que no tienen nada). La respuesta es simple: el actual dueño no quiere meterse en el tema. Además, creo, se suma que en realidad, el Che pasó casi toda su infancia en Alta Gracia, Córdoba. Pero bueno, podemos pasar y ver el cartel que colocaron hace relativamente poco tiempo.
También podemos visitar la plaza Che Guevara, pero queda un poco alejada del centro y se encuentra bastante descuidada.
– Caminar por el boulevar Oroño, uno de los paseos más lindos de la ciudad (además de la costanera), sobre todo en primavera y otoño. Cada algunos metros hay carteles que explican de qué se trata la edificación que tenemos ante nuestro ojos y nos muestra fotos de cómo era esa zona hace muchos años.
– Divertirse con los carteles, banderas y grafitis futboleros. La ciudad se divide en los hinchas de Rosario Central y en los de Newell´s Old Boys de Rosario. Queríamos sacar más fotos de esta pasión, pero no pudimos. Lo que nos llamó la atención es que las pintadas no están en la zona céntrica de la ciudad, sino más en las afueras. Nosotros pensábamos encontrarlas en todas partes. Se pueden visitar los dos estadios. El Estadio de Newell´s está en el Parque Independencia, otro hermoso espacio verde para disfrutar. El de Rosario Central está más en las afueras, casi frente al río. Tienen una pequeña playa de arena a la que llaman el «Caribe Canalla». Prometemos fotos para la próxima!
– Recorrer el centro.
– Cruzar el Puente Rosario-Victoria y visitar las islas del río Paraná.
– Navegar por el río.
– Comer barato y bien. Comparado con los precios de Buenos Aires, los menúes están más baratos y son abundantes. El menú que en Buenos Aires sale 55 pesos, en Rosario lo conseguís por 33. Obviamente, el precio varía de acuerdo con el lugar.
– Hacerle caso al cartel: caminá la ciudad siguiendo la senda peatonal…
Más información sobre la ciudad y sus actividades en este link.
Gracias amigos de Rosario por no dejarnos mucho tiempo para recorrer la ciudad!! Los extrañamos!!
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