Gaborone, la capital de Botswana

 

Gaborone nos gustó y nos sorprendió. No sé bien por qué. Creo que porque nos imaginábamos algo totalmente diferente. Bueno, en realidad no sé qué me imaginaba de la capital de Botswana, pero me sorprendió.

Imagínense una ciudad en una zona árida. Luego, piensen en que casi todas sus veredas tienen arena o tierra. Pero que a la vez hay muchas avenidas (algunas parecen rutas). Piensen que además del «centro» propiamente dicho, donde se encuentran las oficinas y administraciones gubernamentales, hay muchos otros centros. ¿Pero saben quién es el «centro» de esos centros? Un shopping mall. Así es. La ciudad parece organizarse alrededor de cada shopping. Hay muchos. Cerca de ellos se encuentran los complejos habitacionales. Algunos son de mayor categoría que otros, pero siempre están cerca de un shopping. Así podría describir cómo se estructura la ciudad. Pero también tiene otras cosas.

Uno de los shoppings.

 

Este era el shopping cercano a la casa de nuestro couch.

 

La zona con los edificios públicos y oficinas.

 

 

Esta es una parada de buses y un tipo de casas alrededor del shopping Riverwalk.

 

Otra zona de viviendas, para que vean los distintos tipos de construcciones. Estas casas pueden estar enfrente de otro shopping.

 

Las flores.
En medio de la aridez y de los árboles verdes o amarillos es común ver, de golpe, hermosas flores de colores llamativos. ¿Será que empezó la primavera?

 

 

La comida en la calle.
Todos los mediodías el centro de la ciudad (y algunas otras partes también) se llena de puestos de venta de comida callejera. Pero no son puestos como en otros lugares del mundo. En este caso, es una mesa con recipientes que contienen la comida típica del lugar: arroz, fideos, pollo, pap y ensaladas. Todo en perfecto orden y muy limpio. Es muy común ver a los oficinistas y a otros trabajadores almorzando en un banco bajo la sombra de un árbol, mientras que otros prefieren comer bajo la sombra del aire acondicionado. La comida se sirve en bandejas de telgopor y es abundante. El precio: ronda las 20 pulas, es decir, algo así como 2 euros.

 

 

La posibilidad de hacer dedo dentro de la ciudad.

Muchas veces hicimos dedo, pero casi nunca pensamos en hacerlo en el interior de una ciudad. Bueno, acá es distinto. Muchas personas lo hacen y nosotros no nos íbamos a quedar atrás. Así que además de movernos en los buses (tipo mini kombis) nos movimos en el auto de varios capitalinos.

 

Algunas escenas de la vida cotidiana.

Venta de diarios. Esta foto es para sumar al flash 9.

 

Pidiendo un poco de orientación.

 

Un mercado callejero. 

 

Esperando.

 

Cada dos o tres cuadras es posible encontrar un kiosco, pero con estas características.

 

 

El calor, sobre todo al mediodía, es agotador. A partir de octubre, las temperaturas suben a más de 40 grados centígrados, más que nada en el norte. Esta fue una de las razones por las cuales decidimos venir primero a Botswana.

 

A que estos pelos postizos no los compra nadie en Buenos Aires…

 

Acá se puede reparar cualquier celular. Por lo menos eso es lo que dice el cartel.

 

Si bien es una ciudad en la que no hay «mucho para hacer», eso es precisamente lo que hace que otros sentidos se activen y podamos descubrirla.

¿Se imaginaban a Gaborone así? Nosotros no. Y eso es lo lindo de descubrir nuevos lugares.

GO SIAME MMAN!

GO SIAME RA!

Les dejamos este link a un blog amigo donde se describe una mirada diferente de la ciudad. Quise compartirlo porque pienso que es excelente la posibilidad que nos dan los blogs de viajes de mirar un mismo lugar con diferentes ojos.

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