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Jaipur y Amber: otras dos ciudades del Rajastán

La llegada a Jaipur fue como casi todas las veces que llegamos a una ciudad grande en India: el bus te deja en cualquier lugar de la ciudad, te bajás y en dos minutos tenés a cinco o seis conductores de tuc tuc ofreciéndote llevar a cualquier lado, mejor dicho, a donde ellos quieran llevarte. Una vez que los esquivás y mientras las bocinas del tránsito descontrolado te taladran el oído, te dirigís hacia la parte trasera del bus a recuperar tus mochilas. Te cargás las mochilas y caminás esquivando basura hasta algún lugar un poco más alejado del caos donde te dejó el bus. Ahí, comenzás a pelearte con dos o tres conductores de tuc tuc hasta que alguno te propone un precio razonable para llevarte a dónde vos querés ir. En este caso, al casco antiguo de Jaipur desde donde nos teníamos que tomar un bus local que cubre los 11 km que separan a Jaipur, la actual capital del estado de Rajastán, de Amber, la antigua capital rajastaní.
Al lado del caos de Jaipur, Amber es un paraíso, una pequeña localidad rodeada por montañas y custodiada por un gran fuerte-palacio. Por suerte, Ankit, nuestro Couch, vive en Amber. Así que pasamos cinco días muy tranquilos en su casa, con su familia.

Algunas fotos de Ámber.


Pileta municipal en la que solían darse un baño algunos habitantes del palacio. En la actualidad, cuando se llena, la puede usar quien quiera.

 

Lo que ven en el medio de la entrada al templo es uno de los cientos de monos que hay por todas partes…

 

Vista de la ciudad desde el palacio.

 

El palacio de Ámber se puede visitar en una mañana y es muy interesante alquilar el audio guía. Como el palacio se encuentra en una pequeña montaña, para llegar hasta él podés optar por subirte a un elefante o simplemente usar tus lindas piernitas, dejando que los elefantes hagan su vida. El 90% de los visitantes optan por subir en elefante… y así ves cómo estos enormes bichos suben y bajan cien veces para dejar a los cómodos viajeros en la puerta del palacio… como si fueran los antiguos reyes…

Las personas se suben a los elefantes en esta plataforma.

 

La gente esperando para subir a los elefantes.


Los elefantes suben con gente y bajan sin peso para ir a recoger a otras personas que esperan ansiosos por ellos.

 

Algunas fotos del palacio.

El “dibujo” que tiene el jardín es el mismo que tienen algunas de las puertas originales del palacio.

 

Hablando de elefantes… un día antes de Holi se celebraba en Jaipur el Festival de los Elefantes. Nos imaginábamos algo totalmente diferente a lo que vimos. El festival se realizó en el estadio de polo de la ciudad y estaba pensado más para extranjeros que para locales. Hubo un desfile de elefantes, juegos entre los espectadores y elección del elefante mejor decorado.

 

La familia de Ankit es una familia de clase media, comerciantes, y de mentalidad bastante abierta ya que le permiten a su hijo mayor ser parte de couchsurfing y alojar a “extraños” en su casa. Nos recibieron como si fuéramos un miembro más de la familia, nos cocinaron todos los días comida india y no paraban de ofrecernos chai.
Debido a esta “apertura” nos sorprendió que todavía mantengan ciertas tradiciones que, a nuestros ojos, son inentendibles, como por ejemplo que la hermana y la mamá de Ankit tengan que esperar a que termine de comer el papá para poder comer ellas. Son costumbres y sabemos que se siguen al pie de la letra en muchas familias, tanto en India como en otras partes del mundo, pero nos resultó extraño que sea así en su familia, ya que nos había dado otra impresión.


La última cena en la casa de Ankit. La mamá nos preparó unos bocados típicos del Rajastán que estaban para chuparse los dedos! Gracias por todo!!

El chico de remera celeste es Alberto, un chico mexicano que también se alojó en lo de Ankit por couchsurfing.

 

A la ciudad de Jaipur le pasamos bastante de costado… sólo estuvimos una tarde y visitamos (de afuera) el Hawa Mahal o Palacio de los Vientos, el edificio emblemático de Jaipur.

 

 

Desde fines de febrero hasta el 2 abril se jugó el mundial de Cricket (ganó India) y casi todas las propagandas de gaseosas hacían referencia al mundial y utilizaban como figuras a los jugadores nacionales.

 

En Jaipur vimos algunas de las imágenes que más definen al mundo en el que vivimos. Una de ellas fue la presencia de un acoplado de camión transformado en negocio ambulante, pintado de rojo, con la marca de una compañía telefónica resaltada en letras blancas y al que uno podía acceder a su interior para usar las super computadoras con Internet que te ofrecía la compañía. De esta manera podías probar la velocidad de navegación que obtenías comprando un simple dispositivo para conectar a tu computadora. Este pequeño negocio estaba puesto delante de un terreno baldío, repleto de basura y lleno de carpas armadas con bolsas y sogas donde viven varias familias muy pobres, de las que las estadísticas dicen que viven con menos de un dólar diario. Lamentablemente esta imagen no se ve sólo en India, sino en cualquier país de Asia, América Latina o África. Es que cuando las malditas estadísticas dicen que más de la mitad de la población mundial vive con menos de uno o dos dólares diarios… no es mentira. Y uno no llega a tomar conciencia de la real dimensión de esa afirmación. Dejando de lado las grandes ciudades de esos continentes, la mayoría de la población vive mal, muy mal, y los que tienen que hacer algo no hacen nada…

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