Madryn, con «M» de Magia
Y como en nuestros viajes no podía faltar la magia, nuestro proyecto educativo y mágico desembarcó en Puerto Madryn. Primero visitamos el hospital Andrés Isola donde aprovechamos para estrenar en público nuestra nueva habilidad: la globoflexia. Está bueno probar cosas nuevas y el arte de hacer figuras con globos ya forma parte de Magia en el Camino.
Siempre nos gusta que en los shows haya muchos chicos, pero en el caso de los hospitales es muy diferente: cuanto menos haya mejor. Los chicos no deberían estar ahí, deberían estar jugando en una plaza, por eso es que siempre nos despedimos de los hospitales con la misma frase: “les deseamos de todo corazón que se vayan de acá lo antes posible” y cada vez que decimos eso los padres cierran sus ojos y asienten con la cabeza. Ojalá así sea.
Como contamos en otras oportunidades, la nueva etapa de Magia en el Camino tiene tres patas. La primera es continuar viajando, descubriendo lugares, culturas, sabores y tradiciones. Escribir sobre las mismas y compartirlo con ustedes a través de nuestro blog o de otras publicaciones en webs y revistas. La segunda se relaciona con la magia, tanto como herramienta para financiarnos como arte para arrancar sonrisas. Las sonrisas las arrancamos y compartimos con todos los que se cruzan en el camino y con los niños y adultos de los hospitales, hogares y fundaciones. Y la tercera es la pata del proyecto educativo, con la charla, anécdotas y fotos del viaje en los colegios e instituciones.
Madryn contó con las tres patas del proyecto y fue una hermosa experiencia.
No conocen el mar y viven a 15 cuadras.
La primera presentación fue en la Escuela Provincial Nro. 7707 en el barrio Pujol II, barrio en el que también viven la mayoría de los alumnos. Cada presentación tiene algo especial, algo diferente y de cada una nos vamos con algún aprendizaje. En este caso nos llamó la atención una de las frases que nos dijo un psicólogo que trabaja con los chicos en el colegio: “Muchos de esto chicos no conocen el mar y viven a 15 cuadras”. Si nos dicen que un chico que vive en Buenos Aires, Córdoba o Salta no conoce el mar es totalmente entendible, pero que un chico que vive en Puerto Madryn, a orillas del mar, no lo conozca suena, por lo menos, raro. Ni siquiera tiene que tomarse un bus para conocerlo porque puede llegar hasta él andando o en bicicleta. Alguien podría decirme que si hay uno o dos chicos que no lo conocen porque no les gusta hasta podría llegar a creerles, pero que no vayan al mar porque tienen miedo de no volver a sus casas es terrible.
Sí, así como leen. Muchos de estos chicos pertenecen a familias de bajos recursos, muchos son inmigrantes de los países limítrofes, sobre todo de Bolivia, y muchos le tienen miedo a la policía por lo que no salen de las 4 cuadras de su barrio.
Por la tarde de ese mismo día fuimos a visitar la Fundación Ceferino Namuncurá. Muchos de los jóvenes de la FCN provienen de sectores de resigo social (violencia familiar, drogadicción y alcoholismo, delincuencia y situaciones de vulnerabilidad). En su mayoría, nos contaba Cheli, una de las directoras, son chicos que en los colegios “normales” no duran ni una hora sin que se escapen o los echen y acá, que hay 2 hectáreas y media y no hay puertas cerradas, jamás se fue ninguno. Es muy interesante ver cómo se encara la educación no formal y el autofinanciamiento de este lugar. Pueden leer mucho más en este link.
Luego de que nos invitaran a almorzar con toda la comunidad nos dirigimos a otro salón para comenzar con nuestra presentación. No faltó nadie, desde el primero al último de los chicos y de los adultos estaban ahí sentados en sillas o en el suelo, parados al fondo o asomándose desde la puerta. La atención que prestaban, las preguntas y respuestas, las suyas y las nuestras, el diálogo, la avidez por la novedad, las risas, los gestos, las conversaciones entre ellos, todo sumó para que sea una de las experiencias más completas desde que comenzamos con todo esto. Luego, cuando hice el show de magia, sentí un respeto tan grande que jamás lo olvidaré. Ojalá que el modelo que sigue esta fundación se replique: el secreto creo que es el respeto del ser humano por el ser humano, de ahí nace todo.
Nos despedimos de la Fundación con unas riquísimas tortas fritas gracias a estas dos expertas cocineras.
Y nos fuimos con algunos regalitos en este lindo sobre…
Después volvimos a casa de Samanta y Juan, comimos algo rico y salimos con Juan a recorrer bares y restaurantes para hacer magia en las mesas a la gorra. ¡Fue todo un éxito! Repetimos la experiencia varias noches y el encargado de uno de los bares me contrató para hacer un show de salón. A continuación algunas fotos.
La última presentación la hicimos en el Colegio Provincial Anexo Nº 785, dentro de la ciudad y ubicado muy cerca de la estación de buses. Si bien el colegio es más céntrico los chicos vienen de barrios periféricos, pero su perfil es bien de “adolescentes urbano”.
La charla fue muy amena, aunque al principio los chicos estaban un poco tímidos. Luego, en el momento del show, la energía reinante era total. Las risas, los gritos y la diversión desbordaban por los cuatro costados.
Cada presentación es un mundo diferente y eso hace que siempre aprendamos algo. Ellos y nosotros.
Durante los 15 días que estuvimos en la ciudad nos hicieron algunas entrevistas en las radios y en el diario de Madryn. Algo de esto pueden ver en la sección prensa del blog y en estas fotos.
En unos dias… la quinta M de la serie: Madryn, con M de… ¿ya saben de qué?
Para ver los demás post de la serie de Puerto Madryn:
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