Magia en la Patagonia
Cada viaje es diferente y, por lo tanto, cada presentación de nuestro proyecto mágico también lo es. Pero ya van tantas presentaciones que a veces, inevitablemente, pensamos que puede llegar el día en que quienes nos acompañan se «aburran» de ver casi siempre las mismas fotos. Pero son justamente esas fotos (o, mejor dicho, lo que representan), las que nos dan más ganas de seguir. Son esas sonrisas, esas caras de asombro, esas preguntas, esos desafíos de los chicos (y grandes) los que nos inyectan energía para querer continuar. Porque no son simplemente sonrisas, son sonrisas en la cara de gente que a lo mejor hace mucho tiempo que no se ríe. Son sonrisas en un ambiente donde a lo mejor lo más común no es estar riéndose. Son sonrisas que quedan grabadas de otra manera. Por eso, queremos compartir con ustedes un resumen de esas sonrisas que anduvimos «robando» por #patagoniamagica y contagiarles algo de la magia que nos gusta llevar por ahí.
BARILOCHE
Llegamos a Bariloche y al segundo día de estar en la ciudad, Dino fue al Hospital Zonal. Teníamos el contacto del jefe de pediatría (gracias a la ayuda de la fundación del Cerro Otto) y sin dudarlo nos abrió las puertas del lugar.
Ese día empezó con un NUDO en la garganta, como cada vez que visitamos un hospital. Esta vez fue Dino solo, pero apenas llegó al departamento, ya con los ojos húmedos, me miró, lo miró a Tahiel y el nudo pasó automáticamente a mi garganta. Uno sabe que tiene la suerte de estar del otro lado, uno sabe que todo puede cambiar en un segundo, uno sabe que tiene que agradecer por ver la sonrisa de su hijo todos los días, pero cuando percibís un poquitito de todo lo que sufren las familias en las salas de pediatría te das cuenta que es inimaginable lo que se siente estar ahí, salvo que hayas estado.
Poder hacer más amable la espera, sobre todo de os familiares, en una sala de hospital, es algo que la magia nos regala cada vez que vamos a un lugar así.
Esa misma tarde, fuimos a la biblioteca popular Aime Paine, donde nos recibieron con pochoclo y muchas ganas de aprender magia. Hicimos el SHOW y el TALLER de MAGIA y fue todo un éxito! Chicos y adultos felices. Y nosotros también. Tahiel, como siempre, ayudó en la preparación de la sala y después disfrutó como uno más.
EL BOLSÓN
Llegamos al Centro Terapéutico Azul de casualidad. O, a lo mejor, no lo fue tanto. Pasamos por la puerta el día anterior, mientras Priscila nos llevaba en su auto al camping. Apenas lo vimos, nos miramos con Dino y los dos pensamos lo mismo: tenemos que venir. Esa misma tarde, después de armar la carpa y almorzar, decidimos pasar. Nos atendió Silvina, la directora, y se puso muy contenta con la propuesta.
El día que nos presentamos vivimos una de esas experiencias que no paran de emocionarnos. Mientras Dino deslumbraba a todos con la magia y las personas se sorprendían, yo me puse a llorar. Tuve que dejar unos minutos la cámara y secarme las lágrimas. Fue tan linda la recepción de la gente, lo disfrutaron tanto (dentro de sus posibilidades) que no podía dejar de estar orgullosa de lo que Dino estaba haciendo. Que ellos puedan reírse y disfrutar de algo diferente que los hace cortar con su rutina es un regalo para el alma.
Después del show compartimos con ellos el almuerzo y Sandra nos explicó algunas de las patologías de cada uno.
Me quedo con la sonrisa de Osvaldo al cortar la soga y el mural con sus obras de arte. Me quedo con Juan y sus exclamaciones. Me quedo con la participación de Andrés (que nunca participa en nada). Me quedo con la inocencia de Brenda, que quería convertirse en gato porque le gustan mucho esos animalitos. Me quedo con la alegría de las personas que trabajan todos los días allí y le ponen mucha energía. Me quedo con la magia.
En El Bolsón también fuimos al hospital, pero al final no pudimos presentarnos.
ESQUEL
¿Alguna vez vieron magia?, le preguntamos a los chicos del Centro de Acción Familiar (CAF) cuando los visitamos. “Nooooo….”, nos respondieron efusivos. Y eso nos encanta. Llegar a los lugares donde nunca vieron magia «de verdad» en vivo y en directo es un hermoso placer.
Para Tahiel, además, fue una presentación especial, porque por primera vez pasó al frente para participar de uno de los juegos. Y estaba feliz.
VILLA LA ANGOSTURA
Los amigos de la biblioteca de Bariloche nos pusieron en contacto con los chicos de la Biblioteca Popular Osvaldo Bayer, de Villa La Angostura. Así que un día, mientras afuera lloviznaba un poco, adentro disfrutamos de compartir sonrisas y un taller de magia con varios chicos del Centro de Cuidados de la Infancia (CCI). Es increíble ver cómo en los talleres trabajan súper concentrados y en silencio porque realmente están descubriendo un mundo que les era ajeno. Y siempre en lo nuevo está el interés.
Infinitas gracias a todos los que hicieron posible que lleguemos a estos lugares. En especial a Andes Líneas Aéreas y a Busplus por ayudarnos con lo que más nos cuesta solventar, que son los traslados. ¡Gracias!
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