Biomuseo en Ciudad de Panamá: una experiencia familiar
Desde varios lugares de la Ciudad de Panamá se ve una construcción moderna y colorida que contrasta bastante con el resto del mobiliario urbano: es el Biomuseo o Museo de la Biodiversidad de la Ciudad de Panamá. El Biomuseo fue construido por el arquitecto Frank Gehry (el mismo que construyó, entre otras obras, el Museo Guggenheim de Bilbao) e inaugurado en 2014. Cuenta con 8 galerías de exhibición permanente, sectores para muestras temporales, una tienda, un café y un parque para realizar caminatas.
Más allá de la arquitectura, que llama la atención, una de las cosas que más nos gustó fue la presencia de muchos guías. Desde que llegamos al hall central, un chico y una chica se acercaron para darnos las audio guías y explicarnos cómo era el recorrido. Además, uno de ellos invitó a Tahiel a probar un juego para saber a qué animal se asemejaba su propio peso.
Por otro lado, en cada sala o sección del museo también había un chico o una chica que explicaba con mucho entusiasmo lo que estábamos viendo. Tahiel se enganchó muchísimo con el museo, pero creo que, en gran parte, fue por la predisposición de los chicos y chicas que estaban de guías en cada lugar.
El Biomuseo plantea la idea general de la importancia de Panamá como «un puente de vida», como la unión entre placas continentales y entre especies. Junto con esta idea está presente la necesidad de cuidar la biodiversidad, no solo de este lugar, sino de todo el mundo.
En la primera sala y con ayuda del audioguía aprendimos sobre la biodiversidad. Luego, un chico nos explicó cuáles eran las especies que estaban en mayor peligro de extinción. Cada especie estaba sobre una plaqueta de color. Las rojas eran las que estaban en mayor peligro.
La segunda galería o sala se llama Panamarama y nos encantó. Nos sentamos en el piso y disfrutamos de un video de 7 minutos que se proyecta sobre pantallas ubicadas en el suelo y en las paredes. El video muestra la biodiversidad de Panamá y el sonido que acompaña a las imágenes le da un toque de realidad muy bueno. Si pueden relajarse y dejarse llevar por las imágenes y los sonidos, lo van a disfrutar mucho.
La tercera sala del Biomuseo se conoce con el nombre de El puente surge y cuenta la historia geológica del nacimiento del istmo que hoy es Panamá. Allí, a través de pantallas interactivas y de distintas muestras de rocas se explica la formación del istmo. Es la sala más interactiva del museo, así que les recomendamos dedicarle un tiempo a probar todas las propuestas, porque es una manera muy gráfica de explicar el fenómeno y muchos más fácil de entender para los peques.
Una vez que se formó el puente entre las dos masas continentales hubo un intercambio de flora y fauna que se representa en la cuarta sala del Biomuseo llamada, justamente, El Gran Intercambio. En esta galería se representa el paso de más de 70 especies de sur a norte y de norte a sur. Hay pantallas interactivas para conocer esa migración y las características de cada especie. Tahiel se entretuvo un largo rato y con Dino no pararon de hacerle preguntas al guía. Les recomendamos mirar con atención los videos que se proyectan en una de las paredes.
Pero no solo los animales y las plantas están presentes en la naturaleza. El ser humano también forma parte de ella y eso se muestra en la sala conocida como La huella humana, que funciona en un espacio semicubierto y de acceso público. Allí, en varios paneles, se muestra la historia de las personas en el istmo de Panamá y su relación con la biodiversidad. Es la sala donde Tahiel prestó menos atención, pero imaginamos que para niños más grandes es muy interesante conocer lo que se muestra.
Además de esta salas hay tres más que están en construcción o que justo se estaban remodelado en ese momento: Océanos divididos, La red viviente y Panamá es el museo. En una de ellas había una zona habilitada a la que no íbamos a entrar, pero Tahiel insistió y fuimos. Nos recibió un guía que estaba fascinado con lo que explicaba y Tahiel se fascinó con él. No paró de preguntarle cosas ni de hacer comparaciones. Es un espacio destinado a las aves.
Para terminar el recorrido, nos dimos una vuelta por la tienda de souvenirs (donde no compramos nada, pero nos gustó todo) y por la cafetería. Lo lindo de la cafetería es que, además de vender cosas ricas, tiene unas hermosas vistas del mar y del perfil de la Ciudad de Panamá.
Visitar el Biomuseo de la Ciudad de Panamá es una muy idea para hacer si viajan con niños a Panamá. Una vez que terminan la visita, les sugerimos seguir camino por la Calzada de Amador hasta llegar a las islas. Allí podrán comer algo, los niños tienen espacios habilitados para jugar y se puede terminar el día con un bonito atardecer.
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Información práctica
- El Biomuseo de Ciudad de Panamá se ubica al inicio de la Calzada de Amador.
- Se puede llegar en bus desde la estación Albrook, solo pregunten dónde para el bus que los lleva al biomuseo. Tegan en cuenta que el tráfico en la ciudad es muy caótico y se suele tardar en llegar.
- Horarios: martes a viernes de 10 a 16, sábados y domingos de 10 a 17.
- Para tarifas, les recomendamos mirar la web oficial del Biomuseo.
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