Dudas «existenciales» antes de un viaje largo con un bebé (menos de dos años)
No seremos ni los primeros ni los últimos en viajar durante más de seis meses con un bebé de menos de dos años (ponemos esta edad porque es la que consideran en las aerolíneas como «bebé»). Pero estuvimos buscando y preguntando y no encontramos a muchas familias que el viaje lo hagan por ese tiempo, de mochila, en transporte público y a dedo. La gran mayoría lo hace en vehículo porque es muchísimo más práctico desde varios puntos de vista. Y por menos tiempo.
Si conocen a alguien que haya realizado un viaje con todas esas condiciones, por favor, pasen el contacto!
Además, como padres viajeros primerizos (los viajes que ya hicimos con Tahiel fueron cortos, casi todos en auto y con poco equipaje) nos surgen muchas dudas. Es una sensación parecida a la que sienten todos los que nos escriben contándonos que se están por animar a viajar por primera vez durante mucho tiempo. Son otras preguntas (porque las nuestras giran en torno a Tahiel), pero la misma sensación de… ¿qué pasará?
Como les contamos en el post sobre la inminente llegada de #europamagica2015, una de las principales dudas es el vuelo.
El avión es grande, claro, pero el espacio del que dispone cada pasajero en clase turista es bastante reducido. Ustedes pueden pensar que lo que más me preocupa de las 20 horas de vuelo (pensé que eran 17, pero no, son 20!!) es cómo hacer para que Tahiel se quede «quieto». Eso me preocupa mucho, pero lo que más me preocupa de esas 20 horas de vuelo son los momentos de la comida. No se rían. A mi siempre me costó organizar la bandejita que me dan con la comida. Cuando te la sirven parece que todo está milimétricamente colocado y, a medida que voy abriendo los recipientes, nunca sé dónde ir dejando las cosas. Más de una vez, mi torpeza determinó que tenga que ir al suelo a buscar algún objeto o terminar el vuelo con alguna mancha indeseable en mi ropa. Aldana suele ser menos torpe y más ordenada que yo para comer en el avión, por eso, muchas veces termino acumulando recipientes en su bandeja.
Por lo tanto, mi duda es: ¿Cómo vamos a hacer para comer en el avión con Tahiel sobre nuestro regazo al tiempo que debemos impedirle que le de un manotazo a la bandejita del «¿beef or chicken?» que la azafata tan amablemente nos ofrecerá y depositará en nuestra minúscula bandeja? ¿Cómo vamos a hacer para evitar que la bandeja vuele por el aire manchando y quemándome a mi, a Aldana o a cualquiera de los vecinos de asiento?
Un ejemplo de cómo son las bandejas. Les compartimos una foto que tomamos de Airplanefood, uno de esos sitios web donde los fanáticos de estas bandejas suben fotos y comparten opinionesen. Pueden ver más en este link.
¿Cómo vamos a evitar bajarnos del avión sin repitir como loros la canción que Tahiel elija (y veamos y escuchemos, y veamos y escuchemos, y veamos y escuchemos, y veamos y escuchemos…) de las múltiples opciones de dibujitos animados de la pantallita correspondiente? Cuando elija una, se enamorará de ella, se casará con ella, y no la soltará hasta quedarse dormido o peor, hasta que apaguen la pantallita para descender.
¿Cómo vamos a entretenerlo a Tahiel en el avión durante tantas horas? Le llevamos un librito nuevo, lápices para dibujar, un juguete nuevo y varios videos de los que más le gustan grabados en la netbook. ¿Alcanzará? Son más de 20 horas!
¿Podremos cambiarlo en el diminuto cambiador que tienen los baños en el avión? Ustedes pensarán que somos exagerados, pero los que lo vieron a Tahiel en el momento de «cambio de pañales» pueden dar fe de que no es una preocupación sin fundamentos. Tahiel es muy inquieto y, al parecer, no le gusta que le cambien los pañales, ya que es una pelea cuerpo a cuerpo lograr hacerlo. A veces, entre dos personas, no podemos.
Como verán, ya ni nos preocupamos por loo que puedan pensar los vecinos de avión…
Más allá del avión…
¿Nos levantarán a dedo con el arnés adaptador que le hicimos fabricar? O por el contrario, sí o sí necesitará asientito para bebé y en ese caso no sé de qué nos vamos a disfrazar. Varias personas nos dijeron que en muchos países de Europa está estricatmente prohibido (con fuertes multas si no se cumple) que los bebés viajen sin sillita. Es más, la chica que nos aloja la primera noche en Madrid y que nos va a buscar al aeropuerto, nos escribió en su mensaje «Los voy a buscar en auto al aeropuerto y tengo una sillita para el bebé». O sea, que si ella nos lo dijo sin que nosotros le digamos nada, algo de eso debe haber.
¿Encontraremos un equilibrio entre la cantidad de pañales a comprar para no cargar mucho peso, el no quedarnos cortos y el no gastar mucho? Si bien muchos pensarán que los pañales tienen un costo parecido en casi todas las ciudades, en casi todas son «caros». Lo bueno es que suele haber varias ofertas. Pero, claro, esas ofertas son por cantidad y en el viaje no podemos comprar 150 pañales, simplemente porque no los podemos cargar.
¿Se decidirá Tahiel finalmente a usar su hermosa gorrita verde para caminar bajo el sol? ¿O continuará con esa costumbre de creer que es un juego donde nosotros se la ponemos y él se la saca y se ríe? Teniendo en cuenta que vamos a estar en verano y teniendo en cuenta que el cochecito para este viaje no tiene toldo (o el que tiene no protege mucho), no es un problema menor.
Cuando camina, y cada vez lo prefiere más a usar su carrito, demora mucho tiempo con cada hojita, manija, tornillo, mancha, reja o escalón que encuentra en su camino. ¿Volverá de vez en cuando, ya cansado, a mirar al carrito con cariño y ganas de subirse? ¿O seguiremos demorando horas para hacer 4 cuadras por las calles europeas?
¿Cómo vamos a llevar el equipaje? Nunca tuvimos problemas con este tema, pero ahora es diferente. No solo se suma lo de Tahiel, que por más que le llevemos poca ropa, también tiene pañales, toallitas, mamadera, leche en polvo y algún librito o juguete, sino que además está lo de magia!! Que es más de lo que pensamos, pero es lo que nos va a permitir movernos… Así que tenemos las dos mochilas grandes, la mochila de mano con la computadora, la valija de magia (que ven en la foto), el carrito del bebé y Tahiel. Más un bolso que solo va en el avión con la leche, alguna muda de ropa (en 20 horas seguro que hay que cambiarlo), pañales, etcétera.
(Las banderas de la mochila grande pasaron a la valija de magia!)
¿Qué presupuesto deberemos destinar a los gastos del bebé, leáse, pañales, toallitas húmedas, leche especial, etcétera?
Si bien ya come casi todo, no come todo. Por eso es «bebé» hasta los dos años. Se supone que a los dos años ya come de todo en serio, entonces el tema de la comida y de «zafar» con alguna cosa es mucho más fácil que cuando todavía son bebés. ¿Podremos conseguir siempre algo para que coma? No lo vamos a matar de hambre, no se preocupen abuelos! Pero nos referimos a esos momentos en un viaje en los que no siempre llegás a cocinar algo e intentás «zafar» con alguna cosa.
Lo de Aldana pasa más por otro lado. Ella está preocupada por si va a tener tiempo durante el viaje de escribir su cuaderno de viaje, de tomar apuntes de datos prácticos para después compartir, de escribir sus notas periodísticas, de escribir el blog, de hacer su scrapbooking de alguna ciudad y de pasear con la cámara a cuestas. Yo no la quiero desilusionar, pero no sé si va a poder hacer todo…. ella, por las dudas, se lleva algunos de sus materiales.
Como éstas, seguro que tenemos muchísimas más dudas, pero las iremos solucionando y respondiendo en el camino… Ya les contaremos…. Estas fueron solo algunas para compartir con ustedes este momento y ponerle un poco de humor (y realismo) al último post antes de la partida hacia esta gran aventura de disfrutar #europamagica2015 de a tres!
Muchas gracias a todos por acompañarnos! Los esperamos!
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