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Visitar el MALBA con niños, nuestra experiencia

Los que nos leen hace tiempo saben de nuestra idea sobre los niños y los museos, por eso, cada vez que podemos ir a uno con Tahiel, lo hacemos y lo compartimos para que más familias se animen a #losniñosalosmuseos. Esta vez le tocó el turno al MALBA, el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires. Un museo que siempre me gustó y que hace mucho que quería visitarlo con Tahiel. Así que ayer, un soleado sábado de febrero, nos fuimos a visitar el MALBA con niños.

Esta vez pudimos conocer la muestra Soplo, de Ernesto Neto, meternos en la famosa «pileta» de Leandro Erlich (era el último día!) y dar una vuelta por la muestra permanente. Más allá de la muestra que visiten, el Malba es otro de los museos que se sumó con propuestas educativas y talleres para la familia. Y eso me encanta. Por eso, si andan con ganas de visitar el Malba con niños les recomiendo que primero miren la web oficial del museo en la sección de actividades. Ahí mismo van a encontrarlas separadas por tipo de actividad. Pueden ver las de familias o las programaciones públicas. Siempre, en las vacaciones de invierno y verano hay nuevas propuestas específicas para niños y niñas.

Ernesto Neto y Leandro Erlich

Nosotros decidimos ir temprano, apenas el museo abrió sus puertas, porque suele ser cuando menos gente hay. También decidí poner en práctica el primer ítem de los que les compartí en Consejos para visitar los museos con niños y no fui con tantas expectativas sobre lo que podría gustarle o no a Tahiel. Y me funcionó de maravillas. Tahiel tiene una personalidad muy inquieta, por lo que cada vez que va a un museo donde hay obras con las que se puede interactuar, tiene ganas de tocar todo. Por suerte, ya incorporó la consigna de primero preguntar a la persona que esté a cargo de la obra o la sala.

Empezamos el recorrido por la pileta de Erlich y estaban fascinados. «Ya sé mamá, tiene un vidrio y el agua sobre el vidrio», me dijo súper entusiasmado mientras miraba para arriba y para abajo. Sacamos un par de fotos, hizo un par de gestos como si estuviera nadando y seguimos. Le encantó.

 

Después de la pileta subimos al segundo piso donde se realiza (hasta el 16 de febrero de 2020) la muestra Soplo de Ernesto Neto. Lo primero que le llamó la atención a Tahiel fue el tambor colgando del pasillo contra el que se podía tirar una bola (también sujetada del techo) para hacerlo sonar. Se entretuvo un rato con eso y después ingresamos a la sala. La mayoría de las obras admiten una interacción con el público y eso para una visita con niños es genial. Aunque ellos no lleguen a entender el exacto significado que el artista quiso transmitir (a veces nos pasa a los adultos), lo importante es vivenciar esa relación con cada objeto. Con algunos se enganchó más que con otros.

Para ingresar a varias obras es necesario quitarse los zapatos y ponerse unas cubiertas de tela. En general, los niños no tienen problema para descalzarse, al contrario, así que eso también los motiva para curiosear.
Las obras están hechas con materiales como medias de poliamida, esferas de corcho blanco, especias y telas cosidas tipo crochet. Además, para los que quieran mirar un poco más allá de la obra en sí, pueden observar el trabajo de peso y contrapeso que hay en algunas de ellas para mantenerlas en equilibrio.
Otra de las obras que Tahiel disfrutó mucho fue la del corazón, en la que podían ingresar y tocar el tambor como si fueran los ritmos del corazón. Cada uno le ponía el ritmo que quería.

 

Muestra permanente del Malba

La muestra permanente del Malba también se puede recorrer con niños. Solo es cuestión de invitarlos a mirar y proponerles algunos juegos/actividad. Nosotros dimos un paseo corto por la muestra permanente. A mí me hubiera gustado quedarme un poco más, pero los niños ya estaban con hambre y ya habíamos estado más de una hora por el museo. Era el momento de partir.
Entre las obras que pudimos mirar con más detenimiento estaban una de Frida Kahlo y otra de Antonio Berni. Ante la obra de Berni «Manifestación», nos sentamos (bueno, yo me senté) y empecé a preguntarle a Tahiel algunas cosas como para que le preste atención: ¿cómo se veían a las personas? ¿Estaban felices o tristes? ¿Cómo estaban vestidas? ¿Eran todos adultos o había niños? Como ya está leyendo un poco se puso a leer el cartel que dice «Pan y Trabajo». Pudimos conversar un ratito sobre esas imágenes y seguimos.

 


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Información útil para visitar el Museo Malba con niños o sin ellos

  • El Malba se encuentra en Figueroa Alcorta 3415.
  • Los horarios son jueves a lunes de 12:00 a 20:00. Miércoles de 12:00 a 21:00. Martes: cerrado.
    Los feriados está abierto de 12:00 a 20:00, excepto los días martes. Siempre es bueno ir temprano con niños.
  • La venta de entradas es de jueves a lunes hasta la 19:30 y los miércoles hasta la 20:30.
  • El restaurante Nina (el que tiene un área interna y otra externa) abre de 8 a 23 de lunes a jueves. Los viernes de 8 a 24. Sábados de 9 a 24 y domingos de 9 a 23.

Precio de las entradas al Malba

  • La entrada general cuesta 280 pesos argentinos. Menos los miércoles que cuesta 140.
    Los estudiantes, docentes y jubilados acreditados 140 pesos (los miércoles gratis).
    Los menores de 5 años sin cargo.
    Personas con discapacidad sin cargo.

Visitas guiadas en el Malba

  • Para la colección permanente, las visitas guiadas son miércoles y domingos a las 16.
  • Para las exposiciones temporarias, las visitas guiadas son lunes, jueves, viernes, sábados y domingos a las 17:00.

En ambos casos, la visita guiada es sin reserva previa, incluida con el ticket de ingreso al museo.

 

Cómo llegar al Malba

El transporte público (los colectivos) que los dejan en el Malba y paran sobre Av. Figueroa Alcorta son: 67, 102, 130, 124. Otros colectivos, que paran en un radio de cuatro cuadras son: 10, 37, 38, 41, 59, 60, 67, 92, 93, 95, 108, 110, 118, 128.

 

Facilidades para visitar el Malba con niños

En informes pueden pedir cochecitos y mochilas para bebés.

 

Si van a turistear por Buenos Aires con niños a lo mejor les interesa leer:

Tengan en cuenta que cerca del Malba está el Jardín Japonés. Pueden darse una vuelta por ahí.

 

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