Image Alt

América

Mientras caminaba por uno de los muelles de la ciudad de Puerto Madryn pensaba en este post. ¿Qué cosas caracterizan a la ciudad? ¿Qué me llamó la atención? ¿Qué puedo contar que no esté en wikipedia? Y de repente me di cuenta de que todas las palabras que me venían a la mente empezaban con “M”. Así que pensé en contarles sobre Madryn desde esas palabras, en varios pequeños post. En el primero: la “M” de Mar.

Desde hace un tiempo que tengo un conflicto personal con los retoques de las fotografías, ya que como decía un viejo profesor... si la foto está bien tomada no necesita retoques... pero también es bueno aggiornarse a los tiempos que corren y probar cosas nuevas. Así que después de jugar y divertirnos un rato con las fotos, decidimos publicar este post como adelanto de lo que se viene. Con ustedes... Puerto Madryn con filtros. ¡Que las disfruten!  

[sg_popup id="2" event="onload"][/sg_popup] “La memoria apunta hasta matar a los pueblos que la callan y no la dejan volar libre como el viento”. (León Gieco) Se acerca otro 24 de marzo. En la Argentina, es el Día Nacional de la Memoria, por la Verdad y la Justicia. Esta fecha se relaciona con lo ocurrido durante la última dictadura militar en el país. Para mi es un día especial. Me genera muchos recuerdos y muchos interrogantes. Entre el revuelo de ideas en mi cabeza hay una que se posa directo en el teclado: me dice que hay un libro, escrito hace ya unos años, sin publicar, donde trato de descubrir los lugares de la memoria en el espacio urbano. Pensé que es una buena oportunidad para contarles de qué se trata e invitarlos a descubrir esos lugares de la memoria que nos rodean, no sólo a los locales, sino también a los viajeros que llegan de visita y que, posiblemente, nunca se les ocurrió mirar la ciudad desde sus lugares de la memoria. Las paredes de la ciudad forman parte de esos lugares de la memoria. En este caso, un stencil que representa un auto ford verde usado en la última dictadura militar para realizar, entre otras cosas, secuestros en la vía pública.

 

[sg_popup id="2" event="onload"][/sg_popup] Recibir la visita de un viajero amigo es una buena excusa para seguir descubriendo Rincones de Buenos Aires. En este caso, nuestro amigo era Sele (de El Rincón de Sele) y el lugar elegido fue Puerto Madero. No es que no conocíamos Puerto Madero, pero era un buen lugar para caminar ese día soleado y contarle algo de la historia de este puerto obsoleto que se convirtió en uno de los barrios más caros y exclusivos de la ciudad de Buenos Aires, y darle una idea de todo lo que podía ver y hacer en Puerto Madero (Al final del post está el resumen de todas las cosas que pueden conocer y hacer).  

Foto: Luis Argerich

[sg_popup id="2" event="onload"][/sg_popup] Siempre me gustaron los mercados. Tienen una mezcla de local y extranjero, de antiguo y moderno, de cotidiano e inusual, de arrabal, de chamuyo, de regateo… Siempre me gustaron las antigüedades. Nunca supe por qué. ¿Será que me imagino quién usó esos objetos en el pasado y comienzo a hilar historias sobre eso? Puede ser. ¿Será herencia paterna? Puede ser. Lo cierto es que me gustan y cada vez que puedo chusmear entre las antigüedades lo hago. No les voy a decir que me gustan todas las antigüedades. Hay algunas que me parecen un poco “tétricas”. Pero en general, es algo que me entretiene. En casa conservo varias, por ejemplo, una radio de mi abuelo paterno que no conocí y una plancha que se usaba con carbón. No puedo dejar de imaginarme a las señoras planchando con semejante objeto, pesado y caliente, o a mi abuelo escuchando los partidos de Boca y las carreras de fórmula 1 en esa radio. Si juntamos los mercados con las antigüedades tenemos como resultado un Mercado de pulgas.   Street art en el estacionamiento del predio del Mercado de las Pulgas, en Buenos Aires. 

 

[sg_popup id="2" event="onload"][/sg_popup] Todo empieza con una idea. Muchas veces se nos ocurre mientras deliramos con amigos con mate o cerveza de por medio (dependiendo la hora del día o los gustos del consumidor) y pensando que nunca se va a concretar. Hasta que algún participante de la mesa redonda dice: ¿y por qué no? Todos se callan, lo miran y se hacen la misma pregunta. ¿Por qué no? Y así empieza a girar la rueda... una idea lleva a la otra, un delirio lleva al otro hasta que decidimos hacerlo. Así fue como nosotros cumplimos el eterno sueño de Dino, que con el tiempo y con algunos cambios pasó a ser mio también. Así fue como nos animamos a dejar todo y largarnos a conocer el mundo a través de su gente. Así fue como un viaje se convirtió en un proyecto educativo y mágico por sudamérica. Así fue como volvimos con más preguntas que respuestas. Así fue como decidimos que queríamos que nuestra vida fuera diferente. Así fue que seguimos con miles de proyectos en la cabeza y esperamos que se concrete alguno. Y así fue como ayer inauguramos la primera muestra de fotos de Magia en el Camino en el Orsai Bar. Hacerlo en Orsai Bar significó mucho para nosotros... Les contamos por qué: